A pesar de las manifestaciones y reclamos de la población en lugares como Sayago o Tábara, parece que las autoridades hacen oídos sordos a las demandas y las necesidades reales de los usuarios.
El viernes pasado, el Hospital Provincial de Zamora volvió a enfrentarse a una avería en el aparato de radioterapia, un equipo crucial para cientos de pacientes. Hasta el momento, no se han ofrecido soluciones ni explicaciones claras sobre cuándo se restablecerá el servicio. Los afectados, angustiados por la interrupción de sus tratamientos, esperan con ansias una respuesta por parte de las autoridades sanitarias.
Durante el fin de semana, la máquina de radioterapia ha permanecido inactiva, lo que ha dejado en el limbo a aquellos que dependen de este tratamiento para combatir el cáncer. La falta de comunicación y transparencia por parte de las autoridades sanitarias ha sido frustrante para los pacientes y sus familiares, quienes claman por respuestas concretas y opciones alternativas para continuar con sus tratamientos.
La historia de Manuel, hijo preocupado por su madre afectada por cáncer de mama, refleja la angustia y la impotencia que sienten muchos usuarios del sistema sanitario público. Después de años de cotización, ahora que su madre necesita atención médica, la respuesta que reciben es una falta de claridad y empatía por parte de las autoridades.
La falta de humanidad y empatía en la gestión de la Sanidad Pública es alarmante. Es inaceptable que, en un momento tan crítico para los pacientes, se ignoren sus necesidades y se les deje en la incertidumbre sobre su futuro y su salud. La calidad de un sistema sanitario no se mide solo por rankings o estadísticas, sino por la atención y el cuidado que brinda a sus ciudadanos en los momentos más difíciles de sus vidas.
Es fundamental que las autoridades sanitarias asuman su responsabilidad y actúen con diligencia para resolver estos problemas y garantizar que todos los pacientes reciban la atención y el tratamiento que necesitan. La falta de respuestas claras y la indiferencia ante las necesidades de los pacientes solo contribuyen a agravar una situación ya de por sí preocupante en el ámbito de la Sanidad Pública en Zamora.
Asi mismo nos preguntamos si los fines de semana, que entendemos los descansos del personal, no pueden ser utilizados para acortar esperas en intervenciones, o en tratamientos de importancia urgente, como puede ser una radio o una quimioterapia.
Volver a pensar en las campañas de vacunación de la pandemia donde los fines de semana descansaban los virus, nos lleva a la pregunta clave, ¿para cuando una Sanidad Pública y de calidad, humanizada y con parámetros reales de satisfacción en lo urgente?