Contento de regresar a la ciudad cuya plaza ya conoce bien, José Ortega Cano llegaba a Zamora para participar en la charla-coloquio con el que se daba por inaugurado el I Encuentro Internacional de Capellanes y Sacerdotes Taurinos. Un evento calculado al milímetro y con una organización cuidada que ha recibido al torero retirado con el mismo respeto que lo hacían sus gentes en la vía pública.
"Zamora siempre me ha acogido muy bien y la gente es muy cariñosa y atenta". Con estas palabras, el cartagenero se ha mostrado encantado de participar en esta cita que muestra el fuerte vínculo que une a la fe y al mundo taurino. Con dos días de intenso programa y la llegada de un buen número de sacerdotes de muy diversas órdenes religiosas procedentes España y América, Ortega Cano ha desvelado que más allá de la creencia personal, se trata de un elemento indispensable para los toreros, banderilleros, mozos de espadas y picadores.
Su salida al ruedo se produce tras momentos de íntima conexión tal y como ha revelado el propio Ortega Cano, recordando que hasta entres ocasiones ha recibido la extrema unción tras importantes cogidas de las que logró salir. "Soy creyente y practicante y lo que he hecho a lo largo de mi vida ha sido tener fe y creer en Dios".
