“Lo que más nos motiva es pasar y que la gente nos aplauda”, un aliento para el campo zamorano que está de capa caída. Desde el recinto ferial de Ifeza se comenzaba a notar el movimiento de una tractorada que cada día crece más en Zamora. Con pitidos, entre aplausos y ante la atenta mirada de los zamoranos, suenan las raíces de la tierra.
Dejan de hacer sus tareas diarias para acudir a reclamar sus derechos; los que les dan de comer. Y los que también nos mantienen porque sin campo, no hay nada. Hacen lo que consideran que “deberían hacer los sindicatos: luchar por todo esto que se nos está imponiendo y que a nosotros nos mata”.
Por tercera jornada consecutiva, se repite la misma imagen, un desfile de tractores que cada día es mayor. Concentraciones convocadas por los propios agricultores que se animan con el respaldo de la ciudadanía. Este desfile es el resultado de la frustración acumulada por la aparente pasividad de los sindicatos agrarios para abordar los problemas del sector en los Ministerios pertinentes y la Comisión Europea. Por ello, no van a cesar las fuerzas y seguirán realizando tractoradas para que se les escuche. Porque su voz es importante.
La falta de acción frente a las nuevas leyes aprobadas para el cumplimiento de la Agenda 2030 y la Política Agraria Común (PAC) ha llevado a los agricultores a unirse independientemente de afiliaciones organizativas o políticas. La imposibilidad de llevar a cabo algunas actividades con los recursos disponibles y una abrumadora carga burocrática son solo algunas de las dificultades que enfrenta el sector primario.
“Lo que se nos pide nos afecta mucho. La climatología de España no es la misma que la de Francia o Alemania”, por eso salen a la calle. Como respuesta a esta situación con movilizaciones hasta que el Ministerio de Agricultura escuche las demandas y las traslade a la Comisión Europea y los Ministerios correspondientes. Las peticiones de los agricultores incluyen la rebaja de las exigencias de la nueva PAC agroambiental, la reducción de la carga burocrática, la derogación de la Agenda 2030 y la protección de la rebaja de impuestos sobre el gasóleo agrícola, entre otras.
Los agricultores también exigen la derogación de leyes relacionadas con el bienestar animal, leyes ambientales y protección de especies que perciben como amenazas para la agricultura, la ganadería y las zonas rurales. Además, buscan el cumplimiento de la ley de precios para evitar que los agricultores se vean obligados a vender a pérdidas, así como el control fitosanitario de productos extracomunitarios y una política de gestión del agua acorde con las necesidades de cada territorio.
El campo también reclama claridad en el etiquetado de productos, imposición de aranceles a productos extracomunitarios, y un compromiso serio en investigación y desarrollo contra las prácticas de Geoingeniería Climática, que consideran perjudiciales para el sector. La lucha de los agricultores españoles refleja la urgencia de abordar las dificultades que enfrenta el sector primario y la importancia de preservar la sostenibilidad y vitalidad de las zonas rurales en España.