La expresión 'Zamora no se ganó en una hora' resuena en el refranero español como un recordatorio de la importancia de la constancia y la paciencia. Pero, ¿de dónde proviene esta expresión? Nos remontamos al año de 1072, a un episodio que forjó la identidad de la ciudad y dejó una huella imborrable en el tiempo: el Cerco de Zamora.
La capital, conocida como la ciudad del románico, se convierte en el escenario de una trama histórica intrigante. Sancho II, tras la muerte de su hermana Urraca, se niega a aceptar la herencia que le correspondía a ella y decide arrebatarle la ciudad. Inicia así el asedio a la Bien Cercada, una resistencia que se convertiría en un símbolo de la fortaleza y la determinación de Zamora.
Contrario a la expresión popular, no fue una hora ni dos; fueron siete meses que la ciudad resistió frente a los embates de Sancho II. Este prolongado cerco destaca la tenacidad de Zamora y su capacidad para resistir incluso en las circunstancias más adversas. En este contexto histórico, emerge la figura de Bellido Dolfos, cuya traición cambiaría el curso de la historia. El asesinato de Sancho II en las proximidades de la muralla, inmortalizado en el 'Cantar del mío Cid', revela las complejidades de las relaciones familiares y políticas de la época. La historia toma un giro dramático cuando el hermano de Sancho II, Alfonso VI, ordena eliminar cualquier obstáculo en su camino hacia el poder.
Así, esta expresión popular, trasciende del mero hecho histórico para convertirse en un consejo atemporal; anima a adoptar la constancia y la perseverancia en la vida cotidiana, recordándonos que las metas valiosas no se alcanzan de manera instantánea. Zamora, con su resistencia durante esos siete meses, se erige como un símbolo que resuena a lo largo del tiempo.
Una historia de Zamora y su Cerco que deja una lección valiosa; la grandeza y la fortaleza se construyen a lo largo del tiempo, resistiendo las pruebas y desafiando las adversidades. La expresión 'Zamora no se ganó en una hora' sigue siendo un eco que recuerda la importancia de perseverar en el camino, independientemente de las dificultades que puedan surgir.