Una vez más hay que volver a salir a la calle por algo que no debería seguir ocurriendo. Como sociedad, debemos evolucionar y la evolución implica no maltratar a otra persona. Aún así, debemos seguir pidiendo que no nos maten. Es lamentable y doloroso sentir el dolor ajeno como propio; el de todas las mujeres que pierden la vida a manos de sus parejas, ex parejas e incluso amigos. O las que sobreviven, pero jamás vuelven a ser las que eran.
La Coordinadora Feminista de Zamora ha convocado para este viernes, 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una concentración en la Plaza Mayor de Zamora a las 20:00 horas. Una cita a la que se han sumado otros colectivos con un único objetivo: erradicar la violencia machista.
"Somos el grito de las que ya no tienen voz", es el mensaje principal de esta concentración que lucha, nuevamente, para acabar con esta lacra. Cada año se pide lo mismo, pero ¿cambia algo? ¿vamos a poder acabar algún día con aquellos que un día deciden acabar con una vida porque sí?.
Es injusto que haya personas que sigan decidiendo acabar con una vida, y, sobre todo, es más preocupante que haya gente que mire hacia otro lado. Es incomprensible. Inimaginable el dolor que ellas sintieron e incalculable el pesar de su familia y amigos porque ya no están, porque alguien lo decidió así.
Salimos a la calle sin saber si alguien va a decidir que ese día no vamos a volver más. Escuchamos comentarios ofensivos cada día, silbidos, piropos fuera de lugar; nos tocan en bares, nos persiguen a casa, nos violan y nos matan. Enviamos mensajes a nuestras amigas cuando llegamos a casa sanas y salvas porque hoy ha decidido alguien que tu vida puede continuar; eso es lo que celebramos, que estamos vivas, un día más. No es una lucha de mujeres contra hombres, es una lucha del ser humano contra el maldito animal irracional que habita dentro de muchos seres sin corazón.
Luchamos contra el miedo. Contra la falta de respeto. Contra el asesinato y contra la injusticia de este mundo. Porque la culpa siempre es nuestra. Nuestra manera de vestir. Los lugares por los que vamos. La ropa interior que llevamos puestas. El problema no somos nosotras.
En España, solamente este año, han muerto 76 mujeres a manos de un hombre. Y las que seguro que faltan. Con un mes para acabar el año, quizá podemos superar el año anterior, que fueron 78. En 2020 fueron 88. Quién sabe. Parece que al final solamente son números, cifras sin importancia. Por suerte, no olvidamos. No caen en el olvido. Luchamos por las mujeres, pero sobre todo, peleamos por las que ya no tienen voz porque decidieron robársela.
