"Queremos que la gente que compre los productos sea capaz de utilizarlos. No queremos que alguien se gaste 1.700 euros en una impresora para tenerla de pisapapeles", manifestó esta mañana en un inciso en las sesiones sobre ciencia en el colegio Santísima Trinidad de Zamora.
Jairo Rodrigo es un zamorano que trabaja en el departamento de formación de la empresa española BQ, puntera en tecnología, a caballo entre la labor educativa y comercial. Esta mañana impartió en el centro Santísima Trinidad de Zamora unas sesiones formativas sobre la impresión 3D y la robótica con una premisa clara: "Queremos que la gente que compre los productos sea capaz de utilizarlos. No queremos que alguien se gaste 1.700 euros en una impresora para tenerla de pisapapeles".
Asegura que con este tipo de talleres en colegios y universidades se logra acercar esta tecnología para que no sea vista como algo muy alejado, y así tener la oportunidad de que los alumnos se diviertan y que "no lo vean como algo muy teórico, sino que se puede utilizar a día de hoy con un precio muy razonable y con unas salidas inmensas". Además, aventura, "la impresión 3D y la robótica serán el futuro de la educación". Añade que es el mejor momento para que los alumnos empiecen a familiarizarse con estos artilugios, ya que "tarde o temprano les va a tocar utilizarlo".
Su impresión respecto a la jornada es que "a muchos niños les gusta" y, aunque ahora mismo es difícil saber si se dedicarán a ello porque no tienen claro lo que quieren estudiar, "lo bueno que tiene la impresora 3D es que pueden utilizarla tanto en medicina, como en ingeniaría, arquitectura o cualquier otra rama; y en educación tiene miles de aplicaciones".
Si bien los 45 minutos de charla con cada uno de los tres diferentes grupos se le han antojado algo escasos, el objetivo es "picar la curiosidad con la intención de que el colegio intente introducir la tecnología 3D y la robótica" en sus planes de estudio.