Escritora, periodista y ejemplo de vida. Irene Villa se convirtió en el rostro de la superación que ha logrado trascender y mantenerse más allá del cruel periodo marcado por las actuaciones de la banda terrorista ETA que a punto estuvieron de sesgarle la vida a ella y a su madre. No lo lograron. Villa logró sobreponerse a la tragedia personal para erigirse como todo un ejemplo de lucha y reivindicación que hoy ha tomado con fuerza las butacas del Ramos Carrión.
La madrileña ha sido la segunda ponente del I Congreso motivacional "Ahora Ilusión" que se celebra en la capital zamorana bajo la batuta del mago zamorano Miguel de Lucas, empeñado en la necesidad de abordar este tema desde el punto de vista de la ciencia, no de la pseudociencia. Con su vida como ejemplo, la ponencia de Villa ha querido poner el foco en el poder de la ilusión como clave para recorrer nuestro sendero pese a las múltiples trabas y a las desgracias que se pueden cebar sobre nosotros. "El pasado, pasado está, el futuro es incierto. Vivamos el presente con amor y fluyamos, que es la clave de la vida".
Villa ha elegido la metáfora de "Los Ochomiles de la vida" -que en realidad son 14, en honor a la primera mujer en coronar las 14 cimas más altas de nuestro planeta, la española Edurne Pasaban- para mostrar cómo todos pasamos a lo largo de nuestra vida por todo tipo de emociones, pasando por el frío, miedo, incertidumbre y dolor, momentos "en los que hay que mantener la fuerza de voluntad, el poder mental, el optimismo, el agradecimiento y el amor por la vida pero a estar en los momentos más oscuros y dramáticos, porque al final eso es un aprendizaje".
El conocido atentado que la periodista sufrió a la temprana edad de 12 años en octubre de 1991 ha sido una de las múltiples experiencias y anécdotas de vida. La crudeza de las imágenes del atentado ha contrastado con el optimismo vital de una Villa que ha logrado conquistar a un público deseoso de escuchar el poder de una voz que habla desde la sabiduría y el propio aprendizaje y esfuerzo por sobreponerse a los reveses de la vida.