La Cofradía de Nuestra Madre rinde un emotivo homenaje a Ricardo Díez Santana en agradecimiento a sus años al frente de la Banda 'Ciudad de Zamora'.
Dos palabras para resumir años y dedicación sin límite: "Gracias, Ricardo". Y cuando la presidenta de la Cofradía de Nuestra Madre de las Angustias, Isabel García Prieto, las pronunció, el Teatro Principal se vino abajo y sonaron los redobles de la banda, su banda, y las cornetas. Y sobrevino la emociòn en un acto sencillo pero cargado de agradecimiento y reconocimiento ha quien ha dedicado buena parte de su vida, desde la niñez, a la Semana Santa y a su querida banda.
Ocurría al término del segundo pase del espectáculo 'Noche de Viernes Santo' en la noche del sábado en el Principal. Una vez finalizada la recreación de la procesión de Nuestra Madre, y mientras el público rompía en atronadores aplausos, la pantalla de vídeo se volvía a iluminar y surgían las imágenes de la Banda 'Ciudad de Zamora' y la figura de Ricardo Díez Santana. Un hombre al que los zamoranos vimos desde niño integrado en su banda con su redoble prodigioso y que luchó codo con codo con el desaparecido Paco Carricajo para que la antigua Banda de la Cruz Roja no desapareciese.
Ricardo el año pasado quiso hacerse a un lado sin hacer ruido y dejar la banda en manos de Víctor Roales. Sin buscar protagonismo, sin fotografías ni despedidas. Discreto, como ha sido siempre, poniendo el corazón en todo. Pero era casi obligatorio reconocer su trabajo en silencio, sus muchas horas de ensayo intentando transmitir a los más pequeños la misma pasión que él recibió de quienes estuvieron antes anunciando las procesiones con tambores y cornetas por la ciudad.
Ese reconocimiento tomó forma ayer en el Principal con un público puesto en pie que en ese momento era toda la ciudad, todos los cofrades, todos los niños, todos los que han esperado la procesión en las aceras y han escuchado a la banda anunciando su paso por las calles.
Todo estaba dicho, sobraban las palabras y se desbordaron las lágrimas y las emociones. En estas cosas reside el espíritu de la Semana Santa más pura, de la del corazón, la de verdad.
Gracias, Ricardo.
