El caos eléctrico registrado este 28 de abril ha encendido las alarmas en Castilla y León. Ecologistas Zamora ha emitido una petición urgente a las administraciones autonómica y central: una moratoria inmediata en la concesión de nuevos proyectos de energías renovables ante la "evidente inexistencia de una regulación eficaz" que coordine su implantación y funcionamiento.
La organización advierte que el actual despliegue de infraestructuras eólicas y fotovoltaicas está generando un exceso de producción energética en determinadas condiciones atmosféricas, que el sistema eléctrico no es capaz de absorber ni estabilizar. Esto ha derivado, según señalan, en el desperdicio constante de millones de kilovatios y en la paradoja de tener instalaciones paradas incluso en jornadas óptimas de viento y sol, para evitar el colapso de la red.
Más allá del problema técnico, Ecologistas Zamora pone el foco en el “tremendo coste ambiental y social” de esta expansión sin control. “Se están destruyendo paisajes, eliminando suelos agrícolas, arrancando olivos centenarios y condenando a muchos pueblos a perder su atractivo para un retorno rural sostenible”, denuncian. Todo ello, según la asociación, al servicio de “una ambición empresarial desmedida y el aprovechamiento de subvenciones europeas”.
En su comunicado, también ponen en duda el verdadero impacto positivo de estas energías sobre la crisis climática, recordando que solo una quinta parte del consumo energético es eléctrico, y que la huella ecológica de fabricar, transportar y desechar los paneles solares y aerogeneradores es significativa. Además, alertan de un posible trasfondo estratégico: el despliegue masivo de renovables podría estar orientado a cubrir el futuro consumo de industrias de alto requerimiento eléctrico como los centros de datos, todavía escasos en el país.
Ante este escenario, Ecologistas Zamora reclama una paralización inmediata de nuevas autorizaciones hasta que se apruebe una regulación firme. Esta debería incluir límites a la producción descontrolada, un mapa que delimite áreas antropizadas aptas para la instalación —dando prioridad a zonas degradadas o urbanas como cubiertas de edificios—, y un modelo descentralizado, local y comunitario de generación energética.
“La energía debe producirse en cercanía, de forma distribuida y eficiente. Solo así será posible armonizar el desarrollo renovable con la conservación del medio ambiente”, concluye la organización.
