viernes. 19.04.2024
Concentración contra energías renovables en Zamora. Foto de archivo
Concentración contra energías renovables en Zamora. Foto de archivo

La Comisión Territorial de Medio Ambiente y Urbanismo ha vuelto a informar ayer favorablemente los Estudios de Impacto Ambiental (EIA) de otras seis instalaciones de energías renovables en el suelo de la provincia. Cuatro de ellas corresponden a plantas solares fotovoltaicas y línea de evacuación en el término municipal de Toro y las otras dos se refieren a las subestaciones y líneas eléctricas de evacuación en Pozuelo de Tábara y Moreruela de Tábara, así como un nuevo parque eólico en el término municipal de Lubián.

Para Ecologistas en Acción de Zamora, que votó en contra una vez más de estos informes favorables, se trata de una nueva tanda de proyectos que reconvertirán el suelo rústico de la provincia en industrial a través de instalaciones privadas de producción de energía renovable, sin planificación previa por parte de las Administraciones. Una forma de poner en peligro importantes ecosistemas de los que dependen la vida de distintas especies vulnerables o en peligro de extinción, al tiempo que se reconvierten los mejores terrenos agrícolas en suelos improductivos, que permanecerán ocupados durante los próximos 30 años por cada vez más hectáreas de parques fotovoltaicos y eólicos.

Toro suma hectáreas a la industrialización del campo

En el caso de los proyectos aprobados ayer, el más grande es el de Toro, donde se dio el visto bueno a tres plantas solares que ocuparán una superficie total de unas 260 ha, y se sumarán a otras plantas ya aprobadas en la misma zona, junto a la línea de evacuación que discurrirá por gran parte del territorio. Es evidente que los efectos acumulativos afectarán a los cultivos y la fauna y flora de este lugar, más si tenemos en cuenta la escasa distancia a la gran masa forestal de Montelarreina.
Para Ecologistas en Acción es sorprendente que se estén permitiendo instalar estas plantas industriales en terrenos de cultivo productivos como estos, fincas laboradas durante siglos de las que no deberíamos prescindir como productoras de alimentos. Ahora pasarán a ser ocupadas por miles de módulos fotovoltaicos de silicio y líneas de evacuación que atravesarán también encinares, prados y charcas, donde habitan especies como el milano real, el águila imperial, el buitre negro o el sisón, entre otras, por no hablar de la avutarda, que en esta zona alcanza importantes concentraciones y que hasta ahora convivían bien con la agricultura.
El de Toro es un territorio favorable para la presencia de aves esteparias, que son las peor paradas con estos proyectos, para cuyas poblaciones la fragmentación del hábitat tiene efectos muy negativos, tal como indican los últimos estudios científicos sobre estas aves, las avutardas, cuyo hábitat se encuentra protegido por el Convenio de Berna que prohíbe el deterioro o la destrucción de las zonas de reproducción, alimentación o reposo. Estos estudios apuntan a que podrían desaparecer un tercio de estas aves si se implantan este tipo de proyectos.

La cercanía a espacios protegidos: cuestión de metros

En todos los proyectos cuyos Estudios de Impacto Ambiental han sido hoy aprobados por la CTMAU de la Junta de Castilla y León, se cita como dato fundamental el no estar ubicados dentro de Zonas de Especial Conservación (ZEC), Especial Conservación para las Aves (ZEPA), o espacios protegidos como la Red Natura 2000; sin embargo, hay que tener en cuenta que la demarcación de estas zonas no se realizó con el fin de recluir a la fauna en ellas y sus límites están desfasados. Y, además, en la mayoría de los casos, las distancias a estos lugares son cuestión de metros o escasos kilómetros.
Así ocurre con las plantas de Toro, próxima a Áreas Importantes para las Aves (IBAS), como Belver de los Montes-Gallegos del Pan, o a las Riberas del Duero, a donde los mamíferos tienen cada día más dificultad de acercarse dada la fragmentación del terreno por los parques vallados, la autovía u otras infraestructuras.
Pero lo mismo sucede con el Parque Eólico de Aciberos, en el término de Lubián, donde ya existe una altísima saturación de parques eólicos que constituyen una segunda barrera sobre las montañas de la alta Sanabria, donde terminan estrellándose muchas aves, y que además de encontrarse dentro de la Reserva de la Biosfera Transfronteriza “Meseta Ibérica”, está a 500 metros de la ZEC Ribera del Río Tuela , a 1,5km del ZEC Lago de Sanabria y alrededores, y del ZEC Riberas del río Tera, o de la ZEPA Lago de Sanabria a 1,5 Km…distancias que no son significativas para la fauna que será afectada.

Especies huidas de los incendios

Esta situación se repite en el caso de las instalaciones de Pozuelo y Moreruela de Tábara,  las tres Subestaciones y dos líneas eléctricas de alta tensión que al menos serán soterradas, según informó Medio Ambiente,  y que servirán para evacuar la energía producida por las siete plantas, siete, que se van a instalar en esa zona, en un caso claro de fragmentación de proyecto – misma matriz y mismas infraestructuras de evacuación-  denunciado reiteradamente por Ecologistas en Acción.
Aquí una vez más se ocuparán terrenos agrícolas donde la Administración ha invertido fondos públicos en la realización no solo de regadíos, sino también de la concentración parcelaria, lo que supone un contrasentido. Y también muy cerca de espacios protegidos como la ZEC Sierra de la Culebra, situada a unos 3,7 km, así como de varios Hábitats de Interés Comunitario, lo que va a afectar al equilibrio de los ecosistemas y a numerosas especies protegidas o en peligro de extinción, teniendo en cuenta la cercanía a los territorios afectados por los incendios, de los que el sentido común indica habrán huido muchas especies y buscado refugio en los terrenos próximos. Desde la perspectiva de Ecologistas en Acción este hecho invalida los estudios de fauna realizados antes de los incendios, algunos incluidos en los EIA.

Numerosas medidas correctoras

En definitiva, desde EEA Zamora consideramos que la aprobación de los Estudios de Impacto Ambiental de proyectos fotovoltaicos y eólicos amenazan gravemente los hábitats de esas especies que se encuentran fuera y por tanto desprotegidas, a pesar de su cercanía a las ZEPAS y ZEC. Lo demuestra el hecho de la cantidad de medidas correctoras que se incluyen en los EIA y que intentan salvar o reproducir lo que al mismo tiempo se permite destruir. Y cuyo seguimiento resulta difícil de creer dado el número de técnicos de que dispone actualmente la Administración regional para enfrentarse a la elevada demanda de proyectos de energía que llegan cada mes a la provincia. Un problema cuya solución solo se encuentra en el cambio de este modelo sin planificación de las renovables.

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