viernes. 19.04.2024
Acto de recuerdo en el cementerio municipal
Acto de recuerdo en el cementerio municipal

Era un acto de recuerdo. Un encuentro de familias rotas por el dolor que han encontrado apoyo en la red Hueco de mi Vientre. Algunas se reunieron esta mañana en el Rincón Blanco del cementerio municipal para honrar a los bebés fallecidos en el embarazo, durante el parto o tras el nacimiento.

Pero el acto era mucho más. La ceremonia pretendía concienciar y visibilizar la realidad de la muerte gestacional, perinatal y neonatal en el Rincón Blanco, el lugar donde se inhuman los bebés fallecidos en el embarazo o durante el parto y de cuyos cuerpos se hace cargo el hospital, inaugurado en 2019.

Abrió el acto una mujer que ha perdido a su bebé. Entre lágrimas y con la voz entrecortada expresó su dolor por "no sentir el latido de mi bebé". Con un testimonio desgarrador, esta joven dijo sentirse "vacía" y "sola" y lamentó que su pequeño "ya no vaya a llamarme mamá".

Tomó la palabra la portavoz de Hueco de Mi Vientre, Sara Castro, que emocionada habló de la "ausencia" que unió a las familias en un día tan especial. "Celebramos vuestra corta vida y la enorme huella que nos dejastéis", dijo. "Gracias por haber venido a nuestras vidas aunque hayáis tenido que partir tan pronto", manifestó, para pasar a nombrar uno a uno los bebés no nacidos de cada una de las familias que apoya la asociación.

Castro insiste en que es necesario visibilizar este dolor porque "aunque el bebé tenga poco tiempo de vida o no llegue a nacer, el dolor es muy grande". 

La asociación está formada en Zamora por cuatro familias, aunque apoyan a muchas otras que están pasando por estos duros momentos, así como a los profesionales sanitarios. "Cuando un bebé muere en un parto para una matrona o un ginecólogo es una situación también muy difícil", apunta Castro.

Hoy, el tributo reunió a esas familias en el Rincón Blanco, creado para acoger a los bebés fallecidos. La creación de este espacio partió de Águeda García, la responsable del Negociado del cementerio municipal. El camposanto hasta entonces contaba con el cuartel de Los Desamparados, destinado a cadáveres sin identificar, fetos y restos amputados de los hospitales.

"Eran sepulturas que se compartían y me parecía que los padres que perdían a sus bebés necesitaban un lugar de referencia donde llorar", explica Águeda García.

La idea contó con el apoyo de la concejala Carmen Turiel y de los operarios del cementerio, que fueron los que hicieron la obra en homenaje a los no nacidos. "Para ti, que tú hijo murió", reza la placa.

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