Día de la Caridad 2024: "Allí donde nos necesitas, abrimos camino a la esperanza"

La fiesta del Corpus Christi nos recuerda que el Señor Jesús, Pan de vida eterna, nos urge a prestar atención a las situaciones de pobreza que aún afectan a gran parte de la humanidad
Día de la Caridad
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La celebración del Día de la Caridad, coincidiendo con la fiesta del Corpus Christi, nos sitúa en el centro de la vida cristiana y nos convierte en testigos de la compasión de Dios por cada hermano y hermana. Comulgar con Jesús es participar en su entrega total por los demás, recordándonos que su cuerpo fue entregado y su sangre derramada para la salvación de todos.

Los obispos animan a todos los cristianos, especialmente a aquellos dedicados a la acción caritativa y social, a actualizar este gesto en su vida diaria. Nos invitan a ser caridad viviente, pan que se parte y se reparte entre nuestros hermanos y hermanas, especialmente los más pobres y vulnerables, hambrientos de pan, justicia y dignidad.

La fiesta del Corpus Christi nos recuerda que el Señor Jesús, Pan de vida eterna, nos urge a prestar atención a las situaciones de pobreza que aún afectan a gran parte de la humanidad. Nuestro mundo, herido y lleno de sombras, obstaculiza el desarrollo de una fraternidad universal y deja a muchas personas al margen, generando desesperanza social. Los conflictos, guerras y el drama de las migraciones evidencian las falacias de una globalización que genera desigualdades. Muchas mujeres son “doblemente pobres”, sufriendo exclusión, maltrato y violencia, y enfrentan mayores dificultades para defender sus derechos.

En nuestro país, la pobreza y la exclusión son problemas estructurales que persisten más allá de la coyuntura económica. Informes de Cáritas y la Fundación Foessa revelan realidades alarmantes: exclusión severa, deterioro psicoemocional, precariedad laboral, problemas de vivienda y sinhogarismo, irregularidad administrativa, y desventaja social infantil y juvenil.

No hay Eucaristía sin encarnación. Jesús, al encarnarse, hizo posible la Eucaristía y nos enseñó a servir desde el último lugar. Celebrar la Eucaristía es comprometerse con el proyecto del Reino de Jesús, trabajando por un mundo más humano. Cada día enfrentamos la opción de ser buenos samaritanos o indiferentes. Nuestro compromiso es vivir y estar en el mundo desde el amor, allí donde nos necesiten, siendo una comunidad fraterna y samaritana que siente compasión.

Este Día de la Caridad nos compromete a transitar caminos de fraternidad, promoviendo el compromiso de la comunidad cristiana y de la sociedad con la dignidad y los derechos de todas las personas. Tres vías prioritarias emergen en estos tiempos:

Salir al Encuentro de los Más Empobrecidos: No esperar a que nos llamen, sino reconocer y acercarnos a las personas donde estén, haciendo de cada encuentro una fuente de esperanza.

Comprometerse con el Bien Común: Más allá de cuidar y sanar, es necesario abordar las fallas estructurales de la sociedad con transformaciones significativas.

Tejer Comunidad Fraterna: Necesitamos una comunidad que nos sostenga y en la que podamos apoyar a otros, promoviendo un sentido de pertenencia y solidaridad.

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