Zamora amanece hoy con un balance tan doloroso como preocupante tras cuatro jornadas de lucha contra los incendios forestales que asolan la provincia: dos víctimas mortales, miles de hectáreas calcinadas, decenas de pueblos evacuados y un operativo de extinción exhausto que sigue enfrentándose a un enemigo avivado por el viento y las altas temperaturas.
El incendio de Molezuelas de la Carballeda parece dar un leve respiro en territorio zamorano, donde las condiciones de la noche —más fría y húmeda— han permitido a las brigadas Movember y a los bulldozers perimetrar parte de las lenguas de fuego, cortando su avance. Sin embargo, en la provincia de León la situación sigue siendo delicada y se prevé que el viento vuelva a complicar la jornada.

En Aliste, la misión esta mañana será refrescar zonas y puntos calientes para evitar reactivaciones. Las brigadas que entran de relevo y los medios aéreos centrarán sus esfuerzos en asegurar áreas críticas, siempre pendientes de que el viento no juegue en contra y despierte rescoldos aún activos.

La situación en Sanabria continúa siendo una incógnita. Anoche, la intervención de helicópteros gallegos —que trabajaron hasta cerca de la medianoche— permitió contener de forma aceptable el avance de las llamas, aunque existe temor por las zonas del Valle de Lubián y el Valle de Porto, que podrían verse afectadas si las previsiones meteorológicas se cumplen. Las BRIF ya recorren los cortafuegos de la Alta Sanabria preparadas para intervenir. Aunque en CyL parece ser que aún no ha entrado el fuego, ya se ponen los parches necesarios ante la amenaza.
Castromil, uno de los puntos más vigilados, escuchó anoche el sobrevuelo de los medios gallegos. Los de la Junta de Castilla y León no operan en horario nocturno, un hecho que reabre el debate sobre la coordinación y la igualdad de medios entre comunidades autónomas.

Más allá de la labor incansable de bomberos, brigadistas, Guardia Civil, voluntarios y vecinos, la gestión de esta crisis está dejando al descubierto problemas graves de organización, coordinación y previsión. La mezcla improvisada de recursos y competencias entre distintos cuerpos y administraciones ha provocado retrasos, confusión y una presión añadida sobre los afectados. Algo que no se asume no se toman responsabilidades y parece ser que todo a golpe de chequera puede arreglarse. Esperando que las familias de los fallecidos no se ofendan, los cheques de la JCYL de esta vez podrían metérselos en nuevas contrataciones, en mejorar los efectivos, en formación a las personas que trabajan en los incendios o en cursos de como afrontar una situación de emergencia en la Zamora vaciada.
Mientras los pueblos arden, junto con el patrimonio natural de la provincia, la pregunta sobre la responsabilidad política sigue en el aire.
Hoy el culpable volverá a ser el viento, la temperatura o la sequía, o las lluvias de primavera, pero la realidad es que los incendios se combaten en invierno con gestión forestal y recursos estables, no solo en agosto, y que la falta de medios humanos y materiales en temporada alta es un riesgo que Zamora ya no puede permitirse. Las campanas de los pueblos de la provincia tocan a fuego una vez más y los cascos inalámbricos no funcionan en la JCYL. ¿ De que sirve que se doble el presupuesto si la organización es la misma ? Cometer los mismos errores pero el doble de caros no es efectivo, ya que es algo que pagamos todos los castellanoleoneses y habrá que poner freno al gasto errático y continuado de alguna manera o...¿ esperamos a que se seque la chequera?