Seis años han pasado desde que Leticia Rosino, una joven de 32 años, fue arrebatada cruelmente de este mundo a manos de la violencia de género. Su historia, llena de amor, esperanza y desafíos, aún resuena en los corazones de aquellos que la conocieron.
Leticia no era solo una estadística, era una mujer con sueños, aspiraciones y una vida por delante. Pero su vida fue truncada por la violencia, un mal que persiste en nuestra sociedad a pesar de los esfuerzos por erradicarlo. Aunque han pasado seis años, el dolor de su pérdida sigue siendo palpable para su familia, amigos y para todos aquellos que se conmovieron por su historia.
Su memoria nos recuerda que la violencia de género no conoce fronteras, afecta a personas de todas las edades, razas y clases sociales. Nos recuerda que aún queda mucho por hacer para proteger a las mujeres y niñas de esta epidemia que cobra vidas y deja cicatrices imborrables en el tejido de nuestras comunidades.
Hoy, en el aniversario de su fallecimiento, recordamos a Leticia con amor y respeto. Recordamos su valentía, su fuerza y su determinación por vivir. Su legado nos inspira a seguir trabajando juntos, a unir nuestras voces y nuestros esfuerzos en la lucha contra la violencia de género.
Que la memoria de Leticia Rosino nos inspire a trabajar juntos, a unir nuestras voces y nuestros esfuerzos en la lucha contra la violencia de género. Que su legado nos recuerde que el cambio es posible, pero depende de todos nosotros levantarnos y decir "¡Basta!" a la violencia en todas sus formas.
Descansa en paz, Leticia. Tu luz sigue brillando en nuestros corazones y tu voz sigue resonando en nuestra lucha.