Así despedí a mi padre, José María Colmenero Rodriguez, un sayagués de pro que no supo que su mujer había fallecido de lo mismo que él hacía nueve meses y ocho días antes. Mi Robinsón Crusoe, no pudo más y se fue le día más triste del año, el pasado lunes a las 22:00 horas se reunía con mi madre allá donde la fe dice que hay un cielo. Tras agudizar sus secuelas post-covid-19 una vida más, la de un abuelo, tío, padre y sobre todo una buena persona se anotaba en la dura estadística de este sin Dios llamado pandemia.
No estar tristes, ellos hubieran querido que los recuerdos de sus personas fueran de vida. Así que recordarlos sonriendo esa es la máxima que hay que seguir.
Eso es lo único que puedo pediros a todos eso, y que por supuesto os cuidéis.
También quiero ya que por educación la que me pusieron mis padres y la que la vida y la experiencia me han dado, recordar a los que ayer se acercaron a darnos el pésame, a muy pocos eso sí, que pedimos que solo hubiera 10 personas en la sala porque era lo estipulado y cuidarnos era lo más importante, pues bien, el afán de protagonismo y sobre todo el de el yo más, pudo a la responsabilidad una vez más, y aquellos que van de salvadores del mundo y de defensores de la injusticia volvieron a caer en su propia trampa, la del ego, esa misma que tienen los políticos que solo miran por y para ellos mismos.
No era día de echar a nadie del templo en este caso del tanatorio como hizo Jesús de Nazaret enfurecido por ver a los mercaderes comerciando en la casa de su padre, pero hoy quiero recordar a aquellos que en estos nueve meses no se han acordado para nada de mi padre, que me dieron el pésame por la muerte de mi madre y sabían que tanto mi padre como yo habíamos padecido ese bicho.
Dios repartirá justicia en algún momento y castigará a los que ponen en peligro a sus fieles, la fe y la responsabilidad, al menos la que mis padres nos inculcaron nos dieron la paciencia y la consciencia, además de la responsabilidad, hoy fuimos 25 en la iglesia espero que seamos cientos o miles cuando todo esto pase los que podamos compartir momentos en las iglesias o en todas partes. Una vez puesto casi todo en su sitio quiero recordar también que hace menos de un año, 9 meses y una semana para ser exactos moría mi madre en Ciudad Real.
Pude despedirme de ella por teléfono gracias a mi hermana. Anteayer quise hacer lo mismo pero no hubo opción, mi Robinson Crusoe, mi capitán, se fue en menos de cuatro horas. Mi hermana Mari estaba trabajando en su hospital, en Ciudad Real cuidando de otros tantos abuelos, hijos y padres... que posiblemente no puedan ver más a sus familiares por culpa de este virus.
Echaré de menos las tardes de paseo, los vinos y las tapas en el bar el Panadero en Valorio o en el Merenduero o también en los benditos Pelambres. Echaré de menos la llamada nocturna y sus ronquidos, esos que si no oía me hacían saltar como un resorte de la cama de al lado fuera a la hora que fuera, si, en la habitación donde pusimos aquí duerme Paco mi hijo con un cartel como en todas las puertas de casa.
Echaré de menos los viajes veraniegos a Sanabria, a Sayago, a Toro para disfrutar de momentos inolvidables.
Han sido meses de gran intensidad, de un gran hermano de mucho que compartir y que disfrutar, aunque no siempre él sabía que era yo, su hijo el que lo cuidaba, hasta me tuve que pintar mi nombre en las camisetas, para que identificara siempre con quien estaba.
Han sido meses muy reconfortantes y aún me duele el dedo del último mordisco al intentar que no se atragantara con sus toses post-covid. Me ha encantado volver a ver a mi madrina mi querida tía Sole una vez a la semana al menos, días en los que he llevado a este Robinson religiosamente a verla porque sé que le daba vida tenerla cerca.
Sayagués modorro, motero y morrongón como decía mi tía abuela Tere a la que le profesó un cariño también súper especial, siempre fue amable, cariñoso y respetuoso.
Fuimos una familia de cuatro, más mis abuelos maternos ya que los paternos se fueron muy pronto. Paco y Maruja eran los abuelos maternos con los que hoy estarán juntos para hacer su viaje final, los esperan en el nicho. Nosotros junto con ellos pudimos disfrutar de una vida plena en sus viajes de vacaciones, con sus bailes y sus partidas de cartas con todo el cariño de una familia unida y querida por y para siempre.
Robinson Crusoe, José María Colmenero Rodríguez, alias el tempranillo, de la familia de los bailadores en el más profundo Sayago, tuvo dos hijos y tres nietas quiso a su mujer a Luisi a la que llamaba de noche en sus sueños porque no supo que se había ido nueve meses atrás. Nueve meses en los que descubrí a mi padre, a mi amigo, a un compañero de vida que jamás voy a olvidar.
Solo espero que el de arriba los haya vuelto a presentar, José María haya conquistado a mi madre y estén dando vueltas en la Vespa por ese sitio desde el que nos han de cuidar, bueno que ya nos cuidan.
Solo una reflexión más sobre este maldito bicho que se ha llevado a nuestros padres, abuelos, hermanos y tíos, el virus mata, nadie va a decirme cómo porque yo también lo padecí, y duele te deja indefenso y hasta sin padres.
Hagan el favor de cuidarse no sean o intenten ser más que nadie por un ego absurdo que les pasará factura, respeten espacios, personas y sobre todo si no se quieren al menos quieran a los demás. Sonrían, disfruten como nunca de los días y las horas en las que puedan reunirse con ellos con sus padres, abuelos o nietos, eso sí con responsabilidad, cuiden de sus familiares, son el mayor regalo de su existencia junto con sus vidas.
Mi padre vivió una vida plena, 88 "diciembres", con sus meses, días, horas, y años, tiempo en el que se privó de muchas cosas por darnos una vida mejor, agradecidos siempre estaremos de lo que hicieron por nosotros.
Hoy enterramos a nuestro padre y a nuestra madre que le esperó en su urna con sus cenizas, cuidarnos desde allá arriba o abajo o aquí al lado, porque no os echaremos de menos nunca, porque ya vivís en nosotros.
Sonrían y sean felices todo lo que puedan, por ustedes mismos... por los que ya no están. Aprendan a convivir con el respeto como premisa para con a los demás cuidándose y cuidando.
Recuerden:"Las únicas personas que necesitan en sus vidas son las únicas que demuestran que les necesitan en la suya"