A las 7 horas de la mañana, el BOE publicaba el decreto que pone fin al uso de mascarillas en interiores. Han pasado casi 700 días con los cubrebocas a causa de una pandemia que continúa y que parece se recrudece tras las vacaciones de Semana Santa.
Ahora ya nos podemos ver las caras, pero los zamoranos optan mayoritariamente por seguir utilizando la mascarilla en interiores tras una Semana Santa cuyos efectos se dejan notar en los ingresos hospitalarios, que se han duplicado desde el pasado 8 de abril.
Por tanto, la responsabilidad y la cordura parecen pesar sobre las disposiciones oficiales. Al menos en la capital. Aunque en Europa la mascarilla ya hace meses que no es obligatoria salvo excepciones concretas, en Zamora, a la cabeza en cobertura vacunal y en "sentido común", se sigue llevando la molesta pero necesaria mascarilla por miedo o respeto a un virus que se ha cobrado la vida de cientos de zamoranos.
A primeras hora de la mañana, la imagen que dejaba la calle era de ciudadanos caminando con la mascarilla puesta, a pesar de que el uso del cubrebocas en exteriores dejó de ser obligatorio en febrero.
En supermercados y tiendas los trabajadores han optado de forma mayoritaria por seguir la recomendación de los servicios de prevención y continuar utilizando las mascarillas, al igual que la mayoría de los clientes que entran a comprar, aunque la decisión depende de cada usuario y nada obliga a ir con la boca y nariz cubiertas.
En la mayoría de los centros de trabajos y administraciones públicas, la mascarilla también sigue vigente aunque su uso es voluntario.
En los establecimientos hosteleros, los datos van por "barrios". A primeras horas de esta mañana, con menos afluencia de público, los ciudadanos han aprovechado para consumir sin el molesto cubrebocas, per en otros la "estampa" era la misma que días anteriores: clientes mascarilla que solo se quitan para consumir.
