El cuarto Rey Mago, la historia olvidada del que no llegó a Belén

Según algunas leyendas y escritos apócrifos, Artabán, conocido también como Artabanes o Artabanus, se unió a la expedición de los tres Reyes Magos, pero se vio retrasado por su compromiso con actos de bondad y misericordia en el camino hacia Belén
Cabalgata de Reyes Magos 2024_8
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En las páginas de la historia y la tradición, los Reyes Magos desempeñan un papel fundamental en el relato del nacimiento de Jesús en Belén. Sin embargo, existe una intrigante historia poco conocida que se teje en torno a un cuarto rey mago, aquel que, a diferencia de sus compañeros, no llegó a tiempo para ofrecer sus dones al niño recién nacido.

La historia tradicional nos habla de tres sabios procedentes de Oriente, guiados por la luz de una estrella, que siguieron su camino para rendir homenaje al Mesías recién nacido. Melchor, Gaspar y Baltasar, representando la sabiduría, la fe y la esperanza, llegaron a Belén con sus valiosos regalos de oro, incienso y mirra.

Pero la narrativa toma un giro fascinante cuando se introduce a Artabán, el cuarto rey mago. Según algunas leyendas y escritos apócrifos, Artabán, conocido también como Artabanes o Artabanus, se unió a la expedición de los tres Reyes Magos, pero se vio retrasado por su compromiso con actos de bondad y misericordia en el camino hacia Belén.

A diferencia de Melchor, Gaspar y Baltasar, Artabán no llevaba consigo regalos materiales de gran valor. En su lugar, portaba piedras preciosas con la intención de utilizarlas para ayudar a aquellos en necesidad. En su viaje hacia Belén, Artabán encontró personas enfermas, hambrientas y desesperadas, y no pudo resistirse a brindar ayuda y consuelo. Cada piedra preciosa que llevaba consigo representaba un acto de compasión y amor.

El relato cuenta que, debido a sus continuas acciones caritativas, Artabán llegó tarde a Belén, justo después de la partida de los Reyes Magos originales. Al enterarse de que Jesús y su familia habían huido a Egipto para escapar de la persecución de Herodes, Artabán emprendió una búsqueda incansable para encontrar al niño mesías y ofrecerle sus regalos y disculpas.

La historia de Artabán se convierte en un relato de redención y perseverancia. A lo largo de su vida, continúa su búsqueda del Rey de Reyes, dedicando su existencia a servir a los demás. Se dice que, finalmente, encuentra la paz al ofrecer su vida para salvar a un joven esclavo, demostrando así que la verdadera recompensa no reside en los tesoros terrenales, sino en el amor y la compasión compartidos con los demás.

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