Plaza de Toros de Toro, 190 años de historia viva de la Tauromaquia

El coso fue inaugurado en las fiestas de San Agustín de 1828 por el afamado diestro Francisco Montes "Paquiro".

La Plaza de Toros de Toro, uno de los edificios más singulares de la arquitectura popular española, cumple en estas fiestas de San Agustín 190 años. Fue un lejano 18 de agosto de 1828 cuando el afamado diestro Francisco Montes "Paquiro" inauguraba el coso taurino toresano, todo un compendio de la historia de la Tauromaquia, que han pisado toreros como Lagartijo, Frascuelo, el Espartero, Reverte, Granero, el Algabeño, los Gallos, Antoñete o Morante de la Puebla, más recientemente.

Declarada en 2008 Bien de Interés Cultural con categoría de monumento y máximo grado de protección, esta joya arquitectónica es la tercera plaza más antigua de Castilla y León, por detrás de la de Béjar, "la Ancianita" -la más antigua de España, construida en 1711- y de la de Segovia, que data de 1805, si bien de esta última solo se conserva el palco presidencial y un pequeño tramo de sus galerías originales.

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La plaza comienza a construirse en marzo de 1.828, siendo inaugurada cuatro meses después, el 18 de agosto de ese mismo año, bajo el reinado de Fernando VII, como reza la placa colocada en su fachada. Fue erigida con fondos del Hospital General de la ciudad, siendo corregidor de la misma y Patrono de la Junta, D. Tomás Sánchez. Al coso taurino se añadiría veinte años más tarde el Teatro Latorre, de estilo isabelino, conformando un singular conjunto que continúa teniendo un gran protagonismo en la vida cultural y social de la ciudad y que en principio sirvieron para recaudar fondos para un nuevo hospital en Toro.

Tras decenas de años de propiedad y gestión privada, en el año 2000 la plaza fue adquirida por el Ayuntamiento por cien millones de las antiguas pesetas, permitiendo así iniciar una restauración integral del coso en dos fases en la que la Junta de Castilla y León aportó 2,2 millones de euros, recuperándola no solo para espectáculos taurinos, sino para numerosas actividades culturales que se desarrollan sobre su centenario ruedo desde su reapertura.

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Así, tras veinticinco años de inactividad en los que los festejos fueron celebrados en una plaza portátil, el 18 de julio de 2010 la plaza fue reinaugurada en un caluroso día con una cartel de lujo conformado por Morante de la Puebla, Leandro Marcos y Cayetano Rivera, con toros de Jandilla.

Desde la calle, a simple vista, el precioso coso pasa inadvertido, ya que ocupa el interior de la manzana en la que está erigido, por lo que desde la plaza de San Francisco el visitante solo contempla una estrecha fachada con dos puertas rematadas con arco de medio punto, mientras en los laterales están colocadas las taquillas. Nada hace presagiar la belleza y la magia que esconden esos muros.

Ya en el interior, quien traspasa sus puertas encuentra una joya de adobe, tapial y madera enmarcada en un patio largo y estrecho que muestra el exterior del anillo así como sus aljibes,que aún dotan de agua al recinto. Desde este primer patio se puede acceder al interior del coso, o pasar al patio de caballeros donde se encuentra el antiguo desolladero (donde los toresanos podían adquirir la carne de los toros al finalizar los festejos), así como a la pequeña capilla que preside la Virgen del Canto, Patrona de Toro, en la que Juan José Padilla dejó también una fotografía de San Martín de Porres, su querido Fray Escoba, que siempre le acompaña y del que es profundamente devoto.Plaza_de_Toros_Toro_Zamora_puerta.jpg

Atravesando el ruedo, por la puerta de toriles (la plaza tiene una única puerta bajo la presidencia, por lo que no existe puerta grande como tal) se accede al hermosísimo patio del sorteo, así como a los chiqueros originales, actualmente inutilizados pero fielmente restaurados, y a los nuevos chiqueros, realizados en armonía con todo el conjunto pero más amplios y cómodos para los toros, así como a los corrales de la plaza, donde los toros son desembarcados antes de ser llevados a los chiqueros.

Hoy, 190 años después de que se celebrase el primer festejo taurino, sonarán de nuevo los clarines y timbales en la plaza de toros de Toro para festejar al Patrón, San Agustín. Entonces los toreros trazarán una cruz en la arena y echarán la pata "p'alante" escribiendo sobre su albero en clave del siglo XXI una historia que comenzaba en el primer tercio del siglo XIX y que constituye uno de los más preciados tesoros que conserva Toro en su conjunto monumental.

Que Dios reparta suerte.

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