La 'ruta' del hachís que atravesaba Zamora con destino Holanda

Catorce cajas de cartón, con un formato anormal y destino Países Bajos, despertaron las sospechas del servicio de seguridad debido a su volumen desproporcionado y peso reducido

El descubrimiento de esta red se desencadenó a raíz de una llamada de alerta de la sucursal de Aranda de Duero de la empresa de paquetería UPS a la Policía Nacional de Valladolid

Policía Nacional de Zamora
photo_camera Policía Nacional

Las sombras del tráfico de hachís se ciernen sobre Valladolid, convirtiéndose en el epicentro de una intrincada red que abarca diversas provincias. Desde lugares tan distantes como Burgos, Salamanca o Zamora, el hachís encontraba su camino hacia la capital del Pisuerga, sirviendo como punto de conexión antes de emprender su último trayecto con destino a Holanda y Bélgica.

La ciudadana china Lingli X. y sus hijos, Quiongyu y Quiongxian L., aceptaron este lunes una condena por integrar una banda criminal especializada en el tráfico de cannabis. El grupo, desmantelado en noviembre de 2022, utilizaba Valladolid como punto estratégico para el transporte de numerosos paquetes cargados de cogollos de cannabis al extranjero.

La condena impuesta incluye dos años de cárcel y una multa de 19.500 euros para ella, mientras que sus hijos enfrentarán tres años y medio de prisión y una multa conjunta de 960.000 euros. Estos tres acusados son los únicos que han llegado a un acuerdo con el fiscal, alejándose del procedimiento que continuará contra otros cuatro presuntos miembros de la banda, todos de nacionalidad china.

La estrategia empleada por los acusados implicaba la recepción de cogollos de cannabis en sus domicilios, principalmente ubicados en la calle Luis García Berlanga de Rivas-Vaciamadrid, aunque aún se desconoce el lugar de origen de la sustancia. Posteriormente, los acusados procedían a empaquetar los cogollos y, utilizando remitentes falsos, los entregaban en diversas empresas de paquetería diseminadas por Castilla y León. Las oficinas de UPS en la calle Norte de Castilla, en Valladolid, eran receptoras de los paquetes llegados desde Burgos, Salamanca o Zamora; actuaban como el punto final de recepción antes de que la droga partiera hacia sus destinos finales en Holanda y Bélgica.

El descubrimiento de esta red se desencadenó a raíz de una llamada de alerta de la sucursal de Aranda de Duero de la empresa de paquetería UPS a la Policía Nacional de Valladolid. Catorce cajas de cartón, con un formato anormal y destino a Holanda, despertaron las sospechas del servicio de seguridad debido a su volumen desproporcionado y peso reducido.

La policía, en respuesta a la alerta, llevó a cabo una inspección con perros especializados en la detección de sustancias. Los canes confirmaron las sospechas al olfatear las cajas, que contenían más de 100 kilos de cannabis. Las pesquisas posteriores, respaldadas por las cámaras de seguridad de la empresa de paquetería en Aranda, permitieron identificar el vehículo utilizado por dos de los acusados para el transporte de los paquetes.

La investigación se intensificó con el balizamiento de los vehículos sospechosos, revelando que ciudadanos chinos eran quienes entregaban las cajas en Aranda. Se obtuvo la matrícula de su vehículo, y las pesquisas condujeron a otros tres automóviles utilizados por el resto de la banda. Tras obtener la autorización judicial correspondiente, estos vehículos fueron balizados para rastrear sus movimientos.

La trama delictiva involucraba a diversas empresas de paquetería en Castilla y León, que recibían cajas de idéntico formato con remitentes falsos, todas con el mismo destino final en Holanda y Bélgica y cargadas de cogollos de cannabis. Estos paquetes eran recibidos en Valladolid antes de ser enviados al extranjero, y los acusados utilizaban fulares para camuflar los cogollos, proporcionando un toque de clandestinidad a sus operaciones.

La investigación también condujo a la calle Luis García Berlanga, en Rivas-Vaciamadrid, donde se descubrió que los acusados preparaban las cajas con cannabis. La operación antidroga concluyó con registros en la provincia de Madrid, que incluyeron la incautación de más de 300.000 euros en la calle Rutilo, dos cajas preparadas con droga en la calle Luis García Berlanga, y el hallazgo de más de un centenar de gramos de metanfetamina en un piso de Marcelo Usera.

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