Haciendo honor a la cruz que soportó Jesús durante su camino de calvario, los dos mil cofrades que componen la Hermandad de Jesús en su Tercera Caída han vuelto a congregarse ante la iglesia de San Lázaro. Este año sí, fue el definitivo tras la ausencia de los pasos en su subida por la calle del Riego hasta la Plaza Mayor.
Aún con la mirada entornada hacia un cielo que se iba progresivamente encapotando, los hermanos acudían fieles a la llamada media hora antes del desfile, esta vez sin presencia de los fatídicos paraguas. Porque la lluvia -con entre un 10 y un 20% de probabilidad- no hizo acto de presencia, ni tan siquiera amenazó de una forma leve a una procesión más que esperada tras cuatro años de ausencia, primero por el Covid y después por el agua.
A la tercera no fue la vencida, pero si a la cuarta y el hábito y el caperuz de raso negro y larga capa blanca han vuelto a teñir el ambiente en todo el recorrido de subida por la calle del Riego pasando por Santa Clara y la Plaza Mayor. A su paso miles de zamoranos, visitantes y turistas admiraban la Cruz de Yugos y la Corona de Espinas de Coomonte -la más pesada de largo con una tonelada a repartir entre sus treinta cargadores-, también la Despedida y la imagen titular de Jesús que da nombre a la hermandad.

Ha sido un año en el que las nuevas generaciones han tomado el testigo. Cuatro quintadas que de golpe se han incorporado a las filas tras varios años de espera frustrada. Algunos de ellos ya andan mientras otros cuelgan el chupete y apenas se mantienen despiertos. Entre capirotes y mini capas, los objetivos de miradas, móviles y cámaras se han centrado en ellos, el símbolo del futuro de una hermandad que sólo en este última año ha recibido a 131 nuevos integrantes.
Una procesión que ha vuelto a concentrar su expectación en una Plaza Mayor abarrotada. Horas antes del inicio del desfile, los jóvenes y mas avezados ya tomaban posiciones en los lugares más privilegiados para presenciar el cántico de "La muerte no es el final". Ha sido en un acto, esta vez de espaldas al Consistorio y con el coro abandonando las arcadas de la sede de la Policía Local para apostar por el edificio del Ayuntamiento Nuevo. Un cambio ideado para que los pasos encararan directamente en dirección a la plaza de Viriato una vez concluido el acto de recuerdo.

Acompañado por la Banda de Música de Zamora, el coro de la hermandad ha entonado su himno, una tradición anclada a la plaza más céntrica de la ciudad desde las últimas décadas del siglo XX y que sirve de homenaje a los fallecidos de la Hermandad. Las voces del medio centenar de hermanos y el sonido armonizado de la banda han vuelto a erizar a los allí presentes en el que ya se considera uno de los momentos imprescindibles de la Semana Santa zamorana.
Ha sido en un recorrido con modificaciones obligadas para adaptarse a la ausencia del desaparecido Museo y que ha obligado a siete de las cofradías a alterar sus itinerarios de salida y/o llegada.
ACCESO A LA GALERÍA DE LOS PREPARATIVOS DE LOS COFRADES EN SAN LÁZARO por Marcos Vicente
ACCESO A LA GALERÍA FOTOGRÁFICA DE LA PROCESIÓN por Marcos Vicente
