Hablar de la Soledad es hablar de Vulgo Congregación y de Zamora. Supone hablar de la historia de una ciudad rendida a la imagen piadosa y afligida de una madre de rostro sereno pero rasgado por el dolor. La imagen de más de un siglo de devoción y entrega absoluta que se refuerza en la tarde de cada Sábado Santo.
Todo pese a que los orígenes de la procesión de la Sección de Damas de la Virgen de la Soledad se remonta a un Viernes Santo. La Cofradía de Jesús Nazareno Vulgo Congregación tiene María Santísima de la Soledad como principal imagen de devoción. La talla desfila en La Mañana poniendo el broche de oro a una procesión con once pasos que muestran su respeto a la talla de Ramón Álvarez con las habituales reverencias en la avenida de las Tres Cruces.
Ya despojada de su manto negro con bordados de oro, la Virgen sale a las calles a reunirse con sus 4.500 damas con una sencilla túnica de luto y una corona labrada en 1924 por los talleres del salmantino Eduardo Cordón. La Soledad se erige como la única protagonista de una procesión cuyos orígenes se remontan a 1909 cuando la imagen era trasladada al término de La Mañana del Viernes Santo, ya con todos los pasos en su recinto de salida.
Era entonces cuando la imagen tallada por Ramón Álvarez en madera de pino en 1886 ponía rumbo a la iglesia de la Concepción para proceder a la pertinente vela y posterior regreso al templo en una procesión de carácter popular.
Una "manifestación espontánea" que sentó las bases de lo que en 1948 se conformaría como la Sección de Damas de la Virgen de la Soledad, cuya popularidad ha ido creciendo en número al tiempo que su imagen se ha ido uniformando en las últimas décadas apostando por la misma estética austera que su imagen titular.