Quince años de una 'muerte no es el final' que deja a Zamora sumida en silencio

En 2007 nació el Coro de la Hermandad; desde entonces, cada año, cuando el sol se oculta en el horizonte y la noche envuelve la ciudad, el Coro de la Tercera Caída se prepara para cantar su cántico en la Plaza Mayor, donde toda la ciudad se une en un silencio reverente

Desde las palabras del Capellán hasta las notas musicales del coro, cada elemento se fusiona en un momento de profunda reflexión y conexión emocional

Procesión Tercera Caída (7)
photo_camera Procesión Tercera Caída (7)

Desde el oscuro silencio de la Plaza Mayor, un coro de voces resuena en la noche del Lunes Santo, llevando consuelo y esperanza a los corazones de quienes se reúnen para recordar. Es el cántico etéreo de 'La muerte no es el final', que ha sido el faro de luz en la oscuridad durante quince años, tejiendo recuerdos y emociones en la tela de la historia zamorana.

Todo comenzó en 2006, cuando un coro externo entonó por primera vez estas palabras de consuelo en la plaza, marcando el inicio de una tradición que perduraría en el tiempo. Al año siguiente, en 2007, nació el Coro de la Hermandad, consolidando aún más este momento emotivo en la Semana Santa de Zamora. Desde entonces, cada año, cuando el sol se oculta en el horizonte y la noche envuelve la ciudad, el Coro de la Tercera Caída se prepara para cantar su cántico en la Plaza Mayor, donde toda la ciudad se une en un silencio reverente.

Este acto de recuerdo es más que una simple canción. Es un tributo a aquellos que ya no están, pero cuyo legado vive en el corazón de la ciudad. Recordar a los hermanos fallecidos es una parte fundamental de la identidad de la Hermandad, y cada año, bajo la dirección del Capellán, el coro entona sus palabras de consuelo y esperanza, recordando a todos los que dieron su vida por una causa mayor.

A lo largo de los años, este acto ha evolucionado y cambiado, pero su esencia permanece inmutable. Desde las palabras del Capellán hasta las notas musicales del coro, cada elemento se fusiona en un momento de profunda reflexión y conexión emocional. Es un recordatorio de que, aunque la vida puede ser efímera, el amor y el recuerdo perduran más allá de la muerte.

Quince años después, -sin contar 2020 y 2021 por la pandemia y 2022 por la lluvia- 'La muerte no es el final' sigue resonando en la Plaza Mayor de Zamora, llevando consuelo y esperanza a todos los que la escuchan. Es un testimonio del poder del recuerdo y la importancia de honrar a aquellos que ya no están con nosotros. En la oscuridad de la noche, su luz brilla más brillante que nunca, recordando que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay esperanza y consuelo en el amor eterno.

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