Con el tañido seco de la campana de la Iglesia de San Claudio de Olivares y el resonar de las matracas o carracas, en el aire, el templo abría sus puertas, dando inicio a una noche de profunda devoción. Un breve recorrido desde la Plaza San Claudio, hasta la calle Cabildo, paso por Trascastillo, Rodrigo Árias y regreso al templo ha sido suficiente para poder disfrutar de un corto pero intenso desfile marcado por la inclemencia meteorológica.
La Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo del Amparo, protagonista indiscutible de esta procesión, llenó de solemnidad las calles de Zamora. El sonido del Bombardino, aunque mudo en medio de la noche, marcaba el paso solemne de los hermanos, ataviados con las características capas de pastor, cada una de ellas única en su diseño y confección una capa de tradición secular. Cinco hermanos más han podido este año procesionar por el arrabal de Zamora, todos hunbieran querido bajar por la cuesta del Obispo y se entonar el Miserere Castellano. Recuerdo especial un año más, para la llamada en Olivares por los primeros cofrades, la procesión de Alibabá y los cuarenta ladrones ya que solo eran 40 los primeros hermanos que salieron en 1956.
El silencio sepulcral que acompañaba al Cristo del Amparo era palpable, envolviendo a los fieles y a los espectadores por igual. Este Cristo, que no porta flores vivas en su mesa, sino cardos secos y una calavera a los pies de la misma, evoca la imagen de la pasión y el sacrificio de Jesucristo, invitando a la reflexión y la contemplación. Se echaba de menos a un hermano en este 2024. Ricardo Flecha, un destacado miembro de la Hermandad, artista zamorano, imaginero, escultor y profesor de la Escuela de Arte y Diseño de Zamora que falleció el pasado 4 de octubre tras una larga enfermedad. Seguro este año los hermanos llevarán la penitencia de este hermano con todos ellos, un especial recuerdo y homenaje también del que les escribe, para el que tanto bien hizo por la cofradía y por la Semana Santa de Zamora.
La Procesión de las Capas Pardas es un momento de encuentro con lo sagrado, de introspección y de comunión espiritual con la austeridad y el respeto. En medio del silencio de la noche, los zamoranos se unen en oración y devoción, acompañando al Cristo del Amparo en su camino de redención. Solo el bombardino, las carracas o "matracas" además del grupo de viento que siempre acompaña a esta especial procesión han dado un respiro ante tanta agua y tanto viento.
GALERÍA DE IMÁGENES ( MARCOS VICENTE)
Esta noche, Zamora se vistió de solemnidad y recogimiento, recordando a través de sus tradiciones la esencia misma de la Semana Santa. La Procesión de las Capas Pardas es un testimonio vivo de la fe y la devoción del pueblo zamorano, una experiencia que deja una profunda huella en el corazón de quienes tienen el privilegio de presenciarla, este año con mayor motivo ya que la borrasca Nelson está dejando un gran vacío en todas las Semanas Santas de España.