Con paso lento y cadencioso, esta venerada imagen avanza por la senda de los Poetas, acompañada por miles de zamoranos que se unen en esta travesía de fe. Este año el paso sobre el Puente de Piedra se cambió por el de los poetas, la ciudad se gira hacia el oeste dando el mismo cariño al Cristo que es seña de identidad de Zamora. Esta procesión es la auténtica la del pueblo, la de las personas que sienten la Semana de Pasión en Zamora, son sus vecinos y hermanos de acera los que hacen grande a este Mozo que cada año arranca en los corazones el sentir de una ciudad ante la muerte de Cristo.
El Nazareno de San Frontis, tallado con maestría y detalle, emerge como un símbolo de dolor y esperanza, una representación tangible de la pasión y el sacrificio. A medida que la procesión avanza, su presencia se convierte en un faro espiritual que guía a la comunidad zamorana en su peregrinación hacia la Catedral.
La noche envuelve el lento caminar del Nazareno, mientras miles de devotos y curiosos se congregan para acompañar su paso. La procesión, marcada por la música solemne de la Band Nacor Blanco como de costumbre, adquiere un carácter sagrado y emotivo, en el que los hermanos cargadores se encargan con devoción de mecer la figura del Mozo en su camino hacia la Catedral.
GALERÍA DE IMÁGENES por Aroa Colmenero
La senda de los Poetas se ilumina con la presencia del Nazareno de San Frontis, recordándonos la profundidad de la tradición y la espiritualidad que impregna la Semana Santa en Zamora. Esta primera procesión de la Semana de Pasión marca el inicio de una semana de reflexión y recogimiento para los zamoranos, quienes encuentran en esta antigua tradición un refugio para el alma y una oportunidad para renovar su fe.
Así, entre el murmullo de la multitud y el tañido de las campanas, el Nazareno de San Frontis avanza con paso firme hacia la Catedral, recordándonos el significado más profundo de esta celebración y el vínculo eterno entre la devoción y la esperanza.