Era un Viernes de Dolores de recogimiento en Zamora. Un Espíritu Santo que salía a las calles con un guiño especial hacia la Hermandad Penitencial Jesús Coronado de Espinas de La Roda, en sus andas, desfilaba también la medalla en recuerdo a aquellos que le acompañaron en la procesión del año anterior. Un gesto que no solo marcó un momento de devoción, sino que también selló un vínculo de hermandad entre ambas cofradías, trascendiendo el tiempo y la distancia.
La medalla, una réplica del crucifijo que remataba la férula papal de San Pablo VI, diseñada por el escultor italiano Lelio Scorzelli, representa la obediencia del obispo de Roma al misterio de la Cruz. Este pequeño pero poderoso símbolo, portado por todos los nazarenos de la Hermandad en ocasiones solemnes, adquirió un nuevo significado al acompañar al Santísimo Cristo en su calvario, junto a la emblemática calavera de Adán.

El gesto de incluir la medalla de la Hermandad en las andas del Cristo no solo fue un acto de veneración, sino también un testimonio de los lazos de fraternidad y hermanamiento que se han fortalecido entre ambas corporaciones. Desde la visita del año pasado, donde la Hermandad acompañó a La Roda en su procesión, y al revés; se ha gestado una relación que promete perdurar en el tiempo y dar frutos en el futuro.