Juramento con sabor a despedida

photo_camera Rosa Valdeón en un momento del juramento

Rosa Valdeón agradece a los zamoranos haber podido ser "la voz de la ciudad" para ofrecer el silencio ante el Cristo de las Injurias.

La alcaldesa de Zamora, Rosa Valdeón, ha ofrecido esta tarde el silencio de la ciudad a los pies del Cristo de las Injurias en un acto en el que ha agradecido emocionada a los zamoranos y a la cofradía el privilegio de haber podido ser "la voz de la ciudad" ante la portentosa imagen y que ha supuesto una despedida oficiosa antes de dejar la Alcaldía.

A los pies del Cristo de las Injurias y después de que la música del chelo solemnizase su salida de la Catedral, Valdeón ha tenido palabras en su intervención, breve pero intensa, para los más desfavorecidos. "No por ser Miércoles Santo, sentimos hoy más tu tormento, porque el Cristo de los zamoranos muere todos los días junto a los que sufren y padecen. Sufre y muere junto a los perseguidos, junto a los sin techo, junto a los refugiados, junto a los niños abandonados y enfermos. Sufre y muere con las mujeres maltratadas, con los inmigrantes a quienes negamos incluso su derecho a serlo, con los mayores que se sienten solos y con los jóvenes, que ven con preocupación su horizonte".

También la alcaldesa ha tenido un recuerdo para los que mueren por culpa de los fanatismos de otras religiones y para las madres que han perdido a sus hijos. En este sentido, Valdeón se ha referido a un mundo donde no cabe la crispación, ni el odio, ni los celos ni las injusticias y ha aprovechado el que será su último juramento ante el Cristo de las Injurias para despedirse, no sin emoción, de los zamoranos y de los cofrades del Silencio con una confesión personal que ha querido ser un repaso por sus años al frente del Ayuntamiento y a sus íntimas convicciones.

"He buscado -ha dicho Rosa Valdeón- el camino para recuperar esos valores, también en la vida pública. Abierta a todos. Respetuosa con todos. Sin crispación, sin sectarismo. Con lealtad y generosidad. Con responsabilidad y humanismo. Y también vengo a corresponder al cariño, a devolver un poco de lo que, en estos años, he recibido y he aprendido trabajando por Zamora, intensamente, como una forma de vida. Agradeciendo el trabajo de todos, en especial el que otros hacen por y para los demás. Agradeciendo la confianza y la generosidad que me ha permitido ser la voz de la ciudad ante ti y ante los hermanos de la Cofradía del Silencio"

Una llamada a la esperanza y al futuro han cerrado la ofrenda de silencio. "Cristo del Silencio: Siguiéndote, encontraremos el camino. Convicciones firmes, duraderas como el Duero del poeta... Y cuando la ciudad despliegue su plegaria sobre esta noche inmensa y serena, mirándote, los zamoranos sabremos amarte. Llevarte por estas calles. Y en las horas de desaliento sabremos unirnos en un mismo sueño. Y tirar. Y empujar hasta que se agoten las fuerzas y todo quede muy quieto. En silencio, cual poderosa semilla que va dejando su esencia para volver a la vida".

Una vez finalizada la intervención de la alcaldesa, el Obispo de la Diócesis ha tomado juramento a los más de dos mil hermanos que convertían la plaza de la Catedral en una marea roja de caperuces que, rodilla en tierra, asentían al silencio. Juramos.

Y entonces se hizo el silencio. Y en la Plaza de la Catedral, en el aire de abril, junto al perfume del incienso, sobrevolaban palabras de despedida de la primera mujer que se postró ante el Cristo de las Injurias como alcaldesa de Zamora, elevando ante el Crucificado la voz de toda la ciudad. 

Galería de imágenes Rafa Lorenzo y Fco. Colmenero.

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