Jesús Luz y Vida vuelve a llenar de claridad el camino de sus fieles

Siempre la claridad viene del cielo; es un don: no se halla entre las cosas sino muy por encima, y las ocupa haciendo de ello vida y labor propias. La claridad de la luz, la claridad de la vida. La Hermandad de Jesús Luz y Vida salió a la calle, intentando dejar de lado las polémicas que durante semanas han envuelto a la hermandad, orando por todos aquellos hermanos que descansan en el Camposanto.

La Hermandad de Jesús Luz y Vida vivió su día grande, intentando dejar de lado la polémica que durante semanas ha envuelto a la hermandad, una polémica que seguirá en las próximas semanas cuando el Obispado tenga que decidir que ocurre con los hermanos expulsados.

Jesús Luz y Vida intentó dejar de lado todo el ruido y vivir el silencio de Zamora, un silencio que este año no rompía Barandales, un silencio por todos los hermanos fallecidos, por todos esos hermanos que estaban más cerca en el cementerio durante la oración.

Los hermanos, en un número parecido al de los últimos años, lejos de los 1.100, pero con un número aceptable, marcaron el camino de la luz con sus faroles, ese camino que lleva siempre a la vida. Y en las aceras, el público abarrotó el camino de la Seo al Puente de Piedra, aprovechando el buen tiempo que de momento mantiene la Pasión.

La noche cayó sobre la ciudad amurallada pero él era la luz, él era la vida y en su seno tenían cabida todos los zamoranos que, a pie, recorrieron el camino que separa a la ciudad románica de su cementerio, allí donde descansan tantos seres queridos, allí donde los ruegos siempre serán escuchados.

zavitur

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