La Virgen de la Esperanza vuelve a recibir el calor de los suyos: sus damas, con su habitual traje enlutado adornado con tulipa y el único toque de color con la cinta verde y la vela resguardada del viento en una tulipa de cristal han acogido a la talla en su salida del Convento de las Dominicas, donde ha permanecido desde la noche del Martes Santo tras su despedida del Nazareno de Frontis.
Cientos de mujeres han acompañado a la Virgen durante el itinerario habitual que les ha llevado a cruzar el Duero a través del Puente de Piedra para continuar su subida al casco histórico por Balborraz hasta la Plaza Mayor. Precedidas por los hermanos -ataviados con túnica, faja y capa de raso verde-, las damas han vuelto a ponerse sus mejores galas para recibir a la Virgen en la que una agradable mañana de Jueves Santo, día ansiado por los fervorosos de nuestra Semana Santa desde hace ya tres años.
Y es que la Esperanza abre unos de los "días grandes" de la semana de Pasión en la capital zamorana, dando paso ya por la tarde a la Cofradía de la Vera Cruza y a la del Jesús Yacente a partir de las 23:00 y que finalizad ya de madrugada, dando el relevo en una larga y sentida noche a Vulgo Congregación que volverá a salir a las calles en la madrugada del Viernes Santo.
Como viene siendo habitual en esta Semana Santa aún marcada por la pandemia, las mascarillas han sido obligatorias entre las damas apostando por continuar con el color predominante de su hábito, si bien el desfile se ha celebrado como viene siendo habitual en tres filas de uno y con las hermanas tratando de mantener una distancia prudencial -pese a que en ciertos parones como en el caso de la subida por Balborraz ha sido imposible guardar dicha distancia-.
Los más pequeños también han sido otros de los protagonistas en esta soleada mañana de Jueves Santo, repartidas entre el resto de hermanas caminando a pie o bien abriendo la procesión y custodiadas en todo momento por las celadoras encomendadas a dicha función.
