Domingo de Ramos, palmas, olivo y laurel: ¿Qué significan cada uno?

La que conforma una de las mayores tradiciones de este día tiene su origen en los cuatro evangelios canónicos en los que el pueblo de Jerusalén recibió a Jesús como al Mesías y príncipe de la paz
Los niños zamoranos acompañan a La Borriquita
photo_camera Los niños zamoranos acompañan a La Borriquita

Domingo de Ramos, de estreno, paz y, sobre todo, de palmas y ramas. Son muchas las tradiciones y simbología que acompaña a este día en el que se conmemora el recibimiento del pueblo de Jerusalén a Jesús en su entrada triunfal. Un pasaje que aparece relatado en la Biblia, tanto en los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan y en el que las palmas y las ramas de árboles toman el protagonismo. 

Esparcidas sobre el suelo al paso de Jesús montado sobre un pollino -asno joven- o de la mano, todos ellos viene a rememorar el pasaje en el que el pueblo le reconocía como el hijo de David que trae la paz -representada en el asno en lugar de en un caballo, reflejo de guerra- a la Tierra. Los evangelios de Mateo y Marcos especifican que este recibimiento se realizaba con ramas cortadas de árboles del campo y que se esparcían por el suelo junto a mantos que extendieron por el camino que iba a pisar Jesús. 

En cambio, el evangelio de Juan habla de palmas ("Al día siguiente, una gran multitud que había venido a la fiesta, cuando oyeron que Jesús venía a Jerusalén, tomó las ramas de las palmeras, salió a su encuentro y gritó: ¡Hosanna! Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel").

Entonces... ¿por qué olivos y laureles? Cada uno esconde un significado. En el caso de las palmas se usaban por el pueblo de Jerusalén como símbolo de fecundidad y riqueza y podía emplearse para elaborar pan o miel. El olivo recuerda al camino emprendido por Jesús -que descendió del Monte de los Olivos- y es un árbol que simboliza la paz mientras que el laurel representa la victoria y la resurrección de Cristo al tercer día de ser crucificado. Da la casualidad de que los tres árboles eran muy comunes en la zona

Una tradición que ha sabido mantenerse durante siglos y que a día de hoy profesan tanto mayores y niños, estos últimos como los verdaderos protagonistas en este recibimiento a la imagen de Jesús subido a lomos de la borriquita. Mientras los adultos suelen portar palmas de cerca de dos metros de alto, la mayoría de los infantes prefiere su versión artesanal o rizada. 

Unas palmas que en muchos hogares se continúan conservando una vez finalizado el acto para colgarse en los balcones durante los días que dura la Semana Santa como símbolo de protección y buena suerte. 

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