Un año más Jesús de Luz y Vida no procesiona por el Puente de Piedra

El atrio de la Catedral acogió el momento central de la noche
procesión Jesús Luz y Vida _38
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La Cofradía de Jesús de Luz y Vida se ha visto obligada a modificar su tradicional recorrido en este Sábado de Pasión, renunciando a la bajada al cementerio ante la previsión de lluvia anunciada por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Finalmente, el cortejo repitió el itinerario del pasado año, manteniendo su salida desde la Catedral y trazando un recorrido más breve por el casco antiguo de Zamora.

Pasadas las ocho de la tarde, los hermanos iniciaban la procesión desde la catedral, conscientes de que el paso por el cementerio no sería posible. En lugar de cruzar el Puente de Piedra, el cortejo descendió por Puerta del Obispo, continuando por la Plaza de Santa Lucía, Alfonso XIII, Ramos Carrión, Plaza Viriato, Rúa de los Francos y Rúa de los Notarios, hasta regresar a la Catedral, donde se celebró el acto de Ofrenda-Oración en el atrio.

El cambio, decidido con antelación por la hermandad, no restó solemnidad al desfile. El cortejo avanzó en silencio, acompañado por el sonido de los tambores y el aroma del incienso. A pesar de la ausencia del tramo más simbólico, la visita al cementerio, la procesión mantuvo intacto su carácter reflexivo y recogido.

El atrio de la Catedral acogió el momento central de la noche. Allí, bajo una ligera amenaza de lluvia que nunca llegó a concretarse, se llevó a cabo el rezo final ante la imagen de Jesús de Luz y Vida, ante la mirada de decenas de fieles que se mantuvieron junto a la cofradía hasta el final.

Aunque el Puente de Piedra no formó parte del recorrido, la decisión fue recibida con comprensión entre los asistentes. La prudencia y el respeto por las condiciones meteorológicas se impusieron sin que la esencia de la procesión se viera alterada.

Este Sábado de Pasión dejó una estampa diferente, pero igual de intensa. La Cofradía de Jesús de Luz y Vida volvió a salir a la calle, adaptándose a las circunstancias sin perder el vínculo con la ciudad ni con los suyos. Una vez más, la procesión demostró que, incluso sin llegar al cementerio, su mensaje sigue latiendo con fuerza entre los muros de Zamora.

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