Los faroles de hierro forjado iluminaban las calles de Zamora en la madrugada de este Miércoles Santo. Se abrió el templo de San Claudio de Olivares con el sonido de las matracas anunciando la procesión y se hizo la luz con la presencia de la Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo del Amparo.
Al comienzo de la medianoche, los hermanos partieron de Olivares para enfilar por la plaza de San Claudio, calle Cabildo y avenida de Vigo. Arrancaba así esta procesión intimista, la imagen de las procesiones de la Zamora rural, de la comarca de Aliste. Un ambiente íntimo y austero. Solamente el sonido de un bombardino y un cuarteto de viento resonaban en la noche iluminada por la luna, y los hermanos.
En forma de cruz, los cofrades desfilaron bajo el sonido de la noche, del cuarteto de viento y del bombardino para vivir uno de los momentos más reseñables, bonitos y arriesgados bajo la Puerta del Obispo.
Con su propia luz, recorrieron el camino junto al Cristo del Amparo. Un recorrido austero, sobrio y rural. De Aliste. De Zamora. De la rural. De la tradición, con las Capas Pardas. A la llegada a la plaza de San Claudio, se entonó el Miserere Castellano. Y después el silencio, la recogida y la despedida, a la espera, del próximo Miércoles Santo.
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