
Los niños y un espléndido sol fueron los protagonistas del paso de La Borriquita que representa a Jesús en su entrada triunfal en Jerusalén. Las temperaturas "veraniegas" han favorecido una altísima participación en un desfile colorista que para la mayoría de los zamoranos se convertía en la primera procesión de su vida.

Han tenido que esperar dos años y cinco días para procesionar junto a sus padres y abuelos, pero la espera ha merecido la pena. La luz del sol les ha acompañado en una procesión en la que la alegría infantil dará paso a una semana de Pasión más recogida y austera.

De paisano y de pequeños hebreos, portando palmas, ramos de laurel y olivos, con la ropa primera de la primavera y la sonrisa, la admiración y la sorpresa en el rostro.

Así han acompañado esta tarde miles de niños el paso de Jesús en su entrada triunfal en Jerusalén con un itinerario sin cambios, en medio del revuelo casi mágico de los más pequeños por las calles y el Museo, cuando túnicas y capas reciben a Cristo que retorna a la ciudad para que sea testigo del misterio de su muerte y el milagro de la Resurrección.
Galería de imágenes Fotos Marcos Vicente
Galería de imágenes Fotos Aroa Colmenero
Tras la bendición de los ramos, que tuvo lugar en la misma puerta del Museo, se ponía en marcha la comitiva, que abrían las esquilas del Barandales y las cornetas y tambores de la Banda Ciudad de Zamora solemnizaba el caminar del paso por las calles, hoy bañadas por los rayos de sol y de gente vestida de domingo.