Uno de los jóvenes que entra en quinta carga con la cruz por las calles del pueblo en procesión mientras se reza un Vía Crucis cantado en Viernes Santo, una tradición que cumple más de 200 años.
El recorrido comienza a las puertas de la iglesia con la sentencia de muerte a Jesús, que dice: “Después de haber azotado al más inocente, a ver cuando Pilatos cruel que fuese crucificado, desnudo, herido y llagado le hizo salir al balcón por mover la compasión por medios tan inhumanos y aunque se lavó las manos, quedo sucio el corazón”.
Más adelante el relato continúa “con gran prisa caminaba la gente del pueblo ingrato a la puerta de Pilatos donde la cruz estaba, allí el clarín resonaba y decía el pregonero: a este hombre por blasfemo a morir lo condenaron y al instante le cargaron a Jesús con el madero”.