En Lubian hubo un hombre que intentó ayudar a la buena marcha de los que iban de camino a Porto de Sanabria y lo consiguió con sus bendiciones. Pero de él nnada se sabe, apareció vestido de monje de la nada y por el mismo sitio que vino se marchó.
No sabemos de la orden que era pero ordenó el paso de las cabalgaduras moteras hacia el norte de la provincia. Provincia que hubo que atravesar y a veces sobrepasar al límite de Orense, provincia hermana que tiene correspondencia con la comunidad gallega cercana. El monje hizo su señal de la cruz para todos y todas, también para todes porque no hubo género ni sexo, tampoco religión salvo la que profesan los que utilizan la buena fe, el monje lo hizo con toda la buena intención de sus creencias profesa, que al fin y al postre es de lo que se trata
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El idioma en el que bendecía y daba el paso al buen camino no lo conocemos, pero entre susurros y aceleraciones en señal de gratitud, claro está que era entre gallego portugués y sanabrés, porque buen camino suena similar en ambas lenguas. El caso es que todos entendieron que más arriba habría curvas para todos y efectivamente 198 esperaban para la ida y otras tantas para la vuelta.
No hubo sobresaltos hubo calma y disfrute, hubo compañeros hombres y mujeres, moteros y moteras ansiosos de la libertad que supone conducir por un entorno natural de ensueño.
Sueños cumplidos para muchos que vieron por primera vez el pueblo más alejado de la capital zamorana. Muchos que vinieron de lejos confesaron que el camino se les hizo hasta corto, a otros incluso quisieron repetir. El momje que apareció y desapareció de la misma manera que vino seguirá a la Santa Compaña, al Santo en Galicia, a las meigas y bruxas ya sean gallegas o sanabresas, pero siempe deseando buen camino.