Es el mismo agosto que llevamos décadas repitiendo. Y lo más triste es que ya ni nos sorprende.
Porque en Zamora y su provincia, el aumento de población en verano parece seguir siendo una sorpresa para muchos ayuntamientos y administraciones. Como si no supieran que los pueblos duplican, triplican o hasta cuadruplican su censo durante estas semanas. Lo saben todos... menos los que gestionan los servicios.
Y así, año tras año, repetimos el ritual: contenedores que no se vacían, bolsas acumuladas en portales, olores que compiten con los de las parrillas, y algún que otro vecino que, cansado, termina cargando sus residuos al maletero y haciendo de camión de recogida improvisado.
¿Quién recoge la basura? ¿Y el agua, y los médicos?
Ejemplos, los hay a puñados. El Lago de Sanabria, convertido en destino casi masificado; Sobradillo de Palomares, Palacios de Sanabria, Manganeses de la Lampreana, Sotillo de Sanabria, Granja de Moreruela, y si hablamos por comarcas igual da que da lo mismo... Da igual el norte, el sur o el centro de la provincia. El problema se repite como una letanía: ¿Por qué no hay agua suficiente? ¿Por qué no hay médicos? ¿Por qué no hay cobertura? ¿Quién recoge la basura? ¿Quién da la cara?
Y lo más preocupante: ¿cómo es posible que esto nos pille desprevenidos cada verano? ¿Contenedores de colores, reciclaje perfecto? ¿Y luego se recicla realmente o jugamos al pio pio que yo no he sido?
¿Queremos que vuelvan... o solo que no molesten?
Porque no lo olvidemos: decimos que queremos que los pueblos revivan, que se repueblen, que vuelva la gente joven, que vengan los hijos y los nietos. Pero luego, cuando vienen, no les damos ni agua corriente ni cubo limpio. Y lo que es peor, ni una administración que anticipe ni una solución que se mantenga más allá del mes de agosto.
La sensación es que todo se parchea, todo es provisional. Y luego llegan las respuestas de siempre: "no hay personal", "no hay recursos", "no se puede prever"... Pero los impuestos se siguen pagando, y la gente sigue viniendo, porque Zamora tiene algo que engancha, algo que enamora. Lo que no tiene, al parecer, es una buena planificación estival.
¿Y si el problema no es el verano… sino los que deciden?
Quizá, solo quizá, el problema no sea que haya más gente en agosto. A lo mejor el problema está en quienes no entienden que dar un buen servicio básico no es un lujo, sino una obligación. A lo mejor el problema está en quienes solo recuerdan el pueblo cuando hay fotos que cortar o romerías que presidir.
Porque si queremos que vuelvan, si de verdad apostamos por un modelo rural con futuro, habrá que empezar por lo más básico: agua, basura, salud, conectividad. No es tanto pedir. O sí, según a quién se lo exijas.
Conocen o conocemos algún ayuntamiento que utilice un pleno para preveer los servicios necesarios para el verano en la localidad...o solo son las previsiones sobre las fiestas y las inclemencias meteorológicas lo que nos importa?...y de los servicios y sus previsiones no hay pleno? no hay quejas?...España Cañí!!!
Juzguen ustedes. Pero eso sí, hagan hueco en el maletero por si toca bajar la basura al contenedor del pueblo de al lado. Otra vez.