
El sábado se realizó una lectura en la Ermita donde estuvieron presentes los Cofrades y posterior degustar un aperitivo de confraternización entre todos los presentes.
El domingo se celebró una misa en la Iglesia y tras la cual, un recorrido en busca de los “Mayordomos” hasta llegar a la Ermita donde se encuentra la talla del Cristo. Acto seguido, se procedió a la procesión por las calles del pueblo hasta llegar a una era próxima donde se bailó alrededor de la Santa Imagen. La procesión y baile estuvo amenizada por una charanga. Tras el baile llegó el cambio de varas devolviendo al Cristo hasta la Ermita que lleva su nombre. Las varas las tendrán los nuevos portadores hasta los actos del año próximo.
Los actos finalizan con una comida en el Salón Municipal para todos los Cofrades.
Se da la circunstancia que hace unos años, se temió por esta bonita y entrañable tradición y es por ello por lo que se cambió de fecha por falta de Cofrades. A fecha de hoy, la cifra supera el medio centenar.
Y como corean los Cofrades, ¡VIVA EL CRISTO DEL HUMILLADERO!