Esa era la tónica dominante en los vecinos de los pueblos afectados, la de culpar a la JCYL por una política que parece ser no acertada y que deja al descubierto carencias que cuestan más de mil hectáreas calcinadas por un incendio que además mantiene tres grandes problemas en una reserva natural que se ve destrozada por un incendio sin control.
Ni con la UME ni con decenas de medios terrestres ni con varios helicópteros se podía con un fuego que avivado por las rachas de más de 40 kilómetros por hora hacían saltar todas las alarmas. La Guardia Civil tomaba las calles de las dos Ferreras recomendando a los vecinos el quedarse en casa ante la amenaza de un viento caliente y con una gran carga de humo procedente de los diferentes focos que están asolando la sierra de la Culebra.
In situ el panorama es dantesco, ver correr las llamas y ver como se queman castaños centenarios y pinos es todo un espectáculo desolador. Las vecinas y vecinos lloran ante la quema de un legado de sus antepasados que fueron quienes plantaron aquellos castaños de la zona más alta, los que hicieron que todo el bosque tuviera un sentido para muchos que hoy se lamentan al ver como todo se quema.
La N-631 se ha visto amenazada pero no se ha tenido que cortar, si la carretera que une las dos Ferreras y la de Riofrío en varios tramos.
El Jefe de la Comandancia de Zamora el Teniente Coronel de la Guardia Civil Héctor Pulido se desplazaba junto con el Subdelegado de Gobierno y los alcaldes de la zona para valorar la situación que más que complicada es casi imposible de parar ya que el viento es un aliado del fuego que imposibilita una extinción por la que se reza incluso desde las iglesias de ambas localidades. Un Capitán de la UME daba sus explicaciones sobre los flancos y las opciones valoradas también por los puestos de mando avanzados que apenas pueden con un enemigo al que se le han sumado los 3 treinta.
Un auténtico vendaval que llena de humo todo y hace irrespirable el ambiente, cubría toda la sierra de la culebra. De la N.631 a la izquierda todo era desolación y sobre todo llamaradas de varios metros de altura. Los vecinos maldecían el fuego mientras observaban como la lucha de las unidades anti incendios eran baldías.
UME, Guardia Civil, efectivos de las BRIF, bomberos del Consorcio y vecinos incluso con tractores han ayudado a contener un fuego que quema ya más de 1100 hectáreas de bosque pinícola, castaños centenarios, escobas y monte bajo. Una reserva Natural que sufre un azote de un temporal por el que se pide traiga agua para intentar paliar en parte las llamas que incontroladas corren por la Sierra como alma que lleva el diablo.
Lágrimas y rabia, desesperación ante la falta de previsión y de medios que según muchos parecen insuficientes aunque la lucha es encarnizada. Desde el campanario de la Iglesia de Ferreras se divisaba la amenaza, la fuerza del fuego y del viento eran verdaderamente una gran lacra que dejaba a los vecinos con el susto en el cuerpo.
