Tábara ha vuelto a unir fuerzas en la lucha contra la violencia de género con motivo del 25 de noviembre. En un acto celebrado este viernes acto y que comenzó con unas palabras de la Concejala de cultura del ayuntamiento de Tábara, Paquita Gutiérrez, manifestó su repulsa a estos irracionales comportamientos y a continuación cedió la palabra a Inma, la madre de Leti, que también leyó un comunicado nacido desde lo más profundo de su dolor.
Con motivo del día que se recuerda a todas las víctimas que han sufrido la incomprensión de esta lacra, que representa la violencia de género, Tábara volvió una vez más, a expresar su repulsa e indignación, ante comportamientos que se encuentran fuera de toda comprensión.
Por la mañana, se realizó un sencillo acto con los niños y niñas del CRA de Tábara, que fueron poniendo en tres árboles secos que se habían ubicado en la plaza mayor de Tábara para este fin, sus tarjetas moradas, con el mensaje que cada uno deseaba expresar sobre este problema de nuestra sociedad.
Después de depositar cada tarjeta, resultó muy significativo ver a más de medio centenar de niños y niñas, en un silencio absoluto, guardando ese minuto que sus maestros le habían pedido, un silencio muy significativo y que expresaba muchas cosas.
Por la tarde, los vecinos de Tábara, convocados por La Fundación Leticia Rosino y el Ayuntamiento de Tábara, se fueron concentrando en torno a la plaza mayor, para rendir ese homenaje a todas las víctimas que este año ha provocado la violencia contra las mujeres.
Una masiva concentración de los vecinos de Tábara que acudieron a esta convocatoria y se fueron situando en el pasillo de la plaza central, formando dos filas muy nutridas de gente que fueron arropando en completo silencio durante la media hora que duró el acto, a todas las personas que representando a cada una de las victimas fueron llevando ese recuerdo de cada vida cercenada, con su nombre e iluminados con la llama de una vela.
Los árboles secos y sin savia, como esas vidas cercenadas por la incomprensión, fueron cubriendo sus ramas con los nombres de cada una de las víctimas que este año, de nuevo vuelven a ser demasiadas, y hasta que no se erradique esta barbarie, cada año se las seguirá recordando.
Mujeres y niñas de Tábara, portando una vela, recorrían el centro de la plaza mayor hasta depositar en las ramas secas del árbol su lazo negro con el nombre de cada una de las víctimas y fueron dejando en el suelo, la vela que llevaban, ubicándola encima de un lazo morado que fue aglutinando e iluminando el recuerdo de esas vidas apagadas.
En todos los presentes, el recuerdo de nuestra querida Leticia, estuvo presente en todo momento, porque Leti fue una de estas víctimas y para nosotros, siempre quedará en nuestro recuerdo esa imagen que la barbarie de un desalmado apagó para siempre.
