El estrafalario personaje, encarnado este año por el joven Raúl Garrido San Miguel, recorre la localidad desde primeras horas de la mañana haciendo sonar sus cencerros y azotando a los vecinos.
El Zangarrón de Sanzoles abre desde primera hora de esta mañana el ciclo de las mascaradas de invierno en Zamora. Si ayer el estrafalario personaje recorría con los danzantes la localidad al caer la tarde en la jornada de vísperas, hoy el pueblo vive su día grande reviviendo ritos que tienen su origen en festividades prerrománicas adaptadas después al calendario cristiano y que hoy está reconocido como Fiesta de Interés Turístico Regional.
Con las primeras horas del día comenzaba el rito de vestir al Zangarrón, personaje que este año encarna el joven Raúl Garrido San Miguel, que vive así una experiencia que es un honor para cualquier vecino y que nunca olvidará. Traje de cuadros, máscara rematada con un bolardo de cintas de colores, los cencerros bien sujetos en la cintura, cinturón multicolor, un calcetín rojo y otro blanco, la vara dispuesta a asestar vergarazos en las espaldas de los vecinos... el Zangarrón estaba listo para salir a las calles.
Era ya de día cuando los quintos, danzantes y el tamborilero iban a buscarlo para salir en pasacalles y dividirse, después del Baile de las Cuatro Calles, para comenzar la cuestación o aguinaldo por las casas. Posteriormente ha tenido lugar la misa en honor a San Esteban, con la asistencia de la presidenta de la Diputación, Mayte Martín Pozo y del diputado responsable del Patronato de Turismo, José Luis Prieto Calderón, con la procesión por las calles del pueblo, que se ha iniciado pasadas las 12.30 horas.
El cortejo, seguido por centenares de personas, ha alcanzado su momento más emotivo con el llamado Baile del Niño, cuando los danzantes forman ante la imagen y bailan sin perderle la cara, de espaldas al público, unos ataviados con abrigo o jubona negra y otros con camisas blancas y cintas de seda, haciendo sonar sus castañuelas.
No habrá quien se libre hoy en Sanzoles de los azotes del Zangarrón, que perseguirá a los mozos del pueblo y visitantes hasta que llegue la 'Comida del Mutis', a la que asisten los quintos, los danzantes, el tamborilero y el Zangarrón, y en la que no pueden hablar so pena de recibir un vergazo y una multa económica que servirá para pagar los cafés y las copas posteriores al banquete.
La celebración continuará por la tarde con la cuestación y las persecuciones por el pueblo. Y cuando llegue el fin de fiesta y caiga la noche, Sanzoles habrá revivido un año más una de sus tradiciones más señeras y queridas, su Zangarrón, en el que pervive el espíritu de la Zamora rural a través de los siglos.