El obispo de Zamora, Fernando Valera, ha presidido este lunes la ceremonia del rito de admisión de cuatro laicos a la sagrada orden del diaconado permanente. Acompañado por sacerdotes, diáconos permanentes y la comunidad local, Valera destacó la importancia de este paso hacia el ministerio diaconal.
Durante la homilía, Valera evocó la figura de Juan Bautista, precursor del Mesías, destacando su papel como el que prepara el camino para el encuentro con lo sagrado. Para el obispo, los diáconos desempeñan un papel similar al discernir y señalar la presencia divina en la vida cotidiana.
"Ser diácono es comprometerse humildemente ante los demás, un reflejo de la dedicación de Jesús", afirmó Valera, subrayando la importancia de una vida espiritual arraigada y una pasión por el servicio comunitario. Dirigiéndose a los aspirantes -Miguel Ángel Conejo, Ignacio Enríquez, Carlos Alberto Coria y Ramón Pérez-, el obispo los desafió públicamente a prepararse para servir a la comunidad y a la Iglesia con devoción y compromiso.
Con esta ceremonia, la diócesis de Zamora reafirma su compromiso con el fortalecimiento del diaconado permanente, un ministerio que enriquece la vida comunitaria a través de su dedicación a la enseñanza, la liturgia y la solidaridad práctica.
