La crueldad contra los animales ha vuelto a sacudir a la provincia. Hace dos días, un vecino de Sobradillo de Palomares encontró a un gatito de unos tres meses en estado crítico, desnutrido y con graves lesiones en la mandíbula. El animal, manso y cariñoso —algo poco habitual en gatos callejeros—, fue trasladado de inmediato a un veterinario para conocer el alcance de sus heridas.
Las radiografías revelaron una escena estremecedora: el felino tenía dos balines incrustados. Uno había entrado por la mandíbula, rompiéndole un colmillo y parte del hueso, y quedó alojado en la barbilla. El segundo impactó cerca de la nariz, destrozando parte del paladar y la lengua, hasta quedar alojado en la faringe. Todas las heridas presentaban infección.
El equipo veterinario lo sometió a una compleja operación con respirador y oxígeno, pero, pese a luchar durante toda la noche y parte de la mañana, el pequeño no logró superar la gravedad de las lesiones.
El caso ha provocado indignación entre vecinos y defensores de los animales, que piden que el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) abra una investigación para identificar al autor o autores. Reclaman que se trate como un delito grave de maltrato animal con resultado de muerte, y que se impongan las sanciones correspondientes.
Desde el entorno del denunciante recuerdan que este tipo de actos “no tienen justificación” y que cada vez existe una mayor concienciación social frente al maltrato animal, por lo que esperan que el caso sirva para que se haga justicia y el animal pueda “descansar en paz”.