Se cumplen 400 años de la canonización de Santa Teresa y Zamora también ha dejado su huella en la vida de la fundadora de las Carmelitas Descalzas. Un libro desvela como llegó Santa Teresa a la Aldea del Palo, ahora San Miguel de la Ribera, municipio en el que residió cerca de dos años.
La Santa arribó a la provincia de Zamora de la mano de Guiomar de Ulloa, señora que heredó posesiones en Toro y lo que entonces era la Aldea del Palo. A partir de ahí Eladio Riesco entrelaza la historia de estas mujeres unidas por el destino en un libro cuya cubierta ha diseñado su hijo Jaime, graduado en Bellas Artes, con la imagen del pinociprés plantado en el pueblo en el siglo XVI y el campanario de la ermita ya desaparecida, que pretende ser un homenaje a los abuelos.
Riesco comenzó a indagar sobre los pasos de Santa Teresa en Zamora gracias a su madre, que ya anciana contaba que ella había dormido en la casa en la que vivió la Santa. Cuando llegó el confinamiento, su hijo comenzó a investigar y descubrió que Santa Teresa vivió en el pueblo zamorano casi dos años cuidando a su confesor, el jesuita Juan de Prádanos. Fue precisamente a través de los jesuitas que se forjó la amistad entre las dos mujeres, que llegaron a ser como "hermanas", en palabras de Eladio Riesco.
Corría el año 1557 y la monja carmelita ya padecía esos "arrebatos" que comenzó a expresar en versos. Ella misma reconoce que su primer poema lo escribió mientras oraba en la casa de Guiomar de Ulloa. También durante su estancia en el municipio zamorano, Santa Teresa comenzó a pensar en la reforma del Carmelo, que trastocó la vida de los monasterios.
Todas estas curiosidades se recogen en este libro presentado por el diputado de Cultura, Jesús María Prada, y que su autor, Eladio Riesco, dedica a su familia, especialmente a su nieto Bruno, de 3 años, para que en años ve venideros "transmita esta historia" que une a Zamora con la obra de Santa Teresa de Jesús.
