Tras las huellas de un apóstol

30 años partida a la eternidad P. Morales (1994-2024)
Fotografías históricas de la Festividad Virgen de Fátima en la parroquia de San Vicente. Imágenes: Diócesis de Zamora
photo_camera Fotografías históricas de la Festividad Virgen de Fátima en la parroquia de San Vicente. Imágenes: Diócesis de Zamora

Se cumplen 30 años de la partida a la eternidad del Venerable P. Tomás Morales, S.J. Tras las huellas de este apóstol de la juventud, queremos profundizar en el secreto de su fecundidad apostólica en la segunda mitad del s. XX, un siglo marcado por profundas transformaciones históricas y sociales, guerras, genocidios, así como de muchas conversiones a Dios. El amor desbordado a María Inmaculada era el secreto de su “peregrinar con esperanza” (lema Jubileo 2025) por esta tierra, acercando a muchas personas al seguimiento radical de Jesucristo y a la coherencia de vida según el Evangelio. En la era de la inteligencia artificial, no deja aún de sorprendernos la prodigiosa aparición de la Virgen del Rosario en Fátima (Portugal) en el año 1917, en plena Guerra Mundial. Millones de peregrinos de distintos continentes visitan anualmente este santuario mariano atraídos por un misterio sobrenatural.

Como hiciera en Lourdes (Francia), la Inmaculada Concepción bajó de los cielos y con solicitud maternal se acercó al género humano, representado en tres niños, humildes pastores de una pequeña aldea portuguesa, para advertirles de la necesidad de rezar continuamente por la conversión de los pecadores, en desagravio por las ofensas que se cometen contra el Corazón de Jesús y de María y, sobre todo, para prevenirles de nuevos peligros que acechaban a la humanidad: la guerra y la expansión de los errores del comunismo ruso en todo el mundo. Los tres niños recibieron una misión que superaba sus fuerzas: ser voceros, altavoces de Dios de un mensaje de conversión, en un mundo descreído, cada vez más autosuficiente y anestesiado por una cultura materialista. ¿Qué relación guardan estas apariciones marianas con el P. Morales? En la facultad de Teología de Granada de la Compañía de Jesús era costumbre que las ordenaciones sacerdotales tuvieran lugar en la vigilia de la fiesta de la Virgen del Carmen (16 julio).

Sin embargo, aquel 13 de mayo de 1942 en que fue ordenado el P. Morales, se conmemoraba el 25 aniversario de la ordenación episcopal del entonces papa Pío XII. El prepósito general de la Compañía de Jesús, a petición de los estudiantes del Colegio Romano, pidió la gracia de poder anticipar las ordenaciones previstas para el final del año académico, para que los estudiantes pudieran celebrar la Santa Misa en el jubileo de la ordenación sacerdotal del Santo Padre. De este modo, Nuestra Señora de Fátima permaneció vinculada al sacerdocio del P. Morales, el cual eligió como lema sacerdotal “A Jesús sacerdote por María”. Así lo confirmaba en una de sus cartas: “Fátima quedó ligada a mi sacerdocio, como Lourdes había estado en mi vida desde que, niño todavía, mi madre me presentaba en la Gruta de Masabielle”. (BAC, III, p.1; Madrid, 11-5-1962). Fátima ha jugado también un papel importante en la historia de las Fundaciones de dos Institutos Seculares y del movimiento apostólico juvenil Milicia de Santa María (Hernández, 2015). Ambas realidades eclesiales hunden su “mística mariana” en aquel paraje portugués donde Nuestra Señora habló a los tres niños: Lucía, Francisco y Jacinta. En aquel mismo lugar, convertido ya en santuario mariano de peregrinación algunos años después, el P. Morales anunció el 1 de mayo de 1955 a los primeros consagrados del I.S. Cruzados de Santa María que había sido reconocida por la Iglesia su forma de vida. Aquellos jóvenes recibieron la noticia en la Capelinha de la Virgen, donde también los pastorcillos recogieron el mensaje del cielo. Asimismo, las Cruzadas de Santa María se encuentran profundamente vinculadas al misterio de Fátima. Precisamente el 13 de mayo de 1989 recibieron la aprobación como Instituto Secular de Derecho Diocesano y en 2025 cumplen 25 años de su aprobación pontificia (13 mayo del 2000). Con el decreto del 13 mayo 2002, Mons. Rouco Varela, cardenal arzobispo de Madrid, erigió la Milicia de Santa María como asociación pública de fieles y aprobó sus Estatutos. Posteriormente fue aprobada como asociación internacional en 2008. 2 Tenía por costumbre el P. Morales predicar los ejercicios espirituales ignacianos con una imagen peregrina de la Virgen de Fátima en la capilla, presidiendo la conversión de los corazones que allí se congregaban en oración.

En sus numerosas pláticas, homilías y predicaciones no cejaba en proponer las palabras de la Virgen a los pastorcillos como mensaje de esperanza auténticamente evangélico, “una advertencia amorosa, una invitación apremiante y una confianza alentadora” (P. Morales, Semblanzas, V). De igual modo la promesa dada a Lucía: “Mi Corazón inmaculado será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios”. Este mensaje constituye hoy una exhortación a la responsabilidad de cualquier bautizado en la evangelización, sobre todo, en favor de los que están en las periferias existenciales a las que alude el papa Francisco; una llamada a la santidad laical sobre las huellas de Jacinta y Francisco -canonizados en 2017-, quienes comprendieron, a la luz de la fe, que eran miembros del Cuerpo Místico, de la Iglesia; de aquí, el deber de contribuir según las propias fuerzas a la salvación de las almas. Una actualización de la llamada permanente a la transformación en Cristo que anuncia el Evangelio.

En aquel año de las apariciones, como ahora en varias naciones, en la sociedad portuguesa reinaba el caos y la persecución religiosa: se habían suprimido las relaciones con el Vaticano, expulsadas varias congregaciones religiosas, no se permitía vestir con sotana a los sacerdotes y se les privaba hasta de lo necesario, se suprime la enseñanza de la religión en las escuelas, etc. ¿Qué mejor y más sencilla imagen que la de aquellos niños humildes que guardaban su rebaño para entender hoy la obediencia al Evangelio, la infancia espiritual, el amor a María como camino de salvación y la oración incesante por todos aquellos que más sufren en el cuerpo o en el alma? Es el grito del cielo para salir del narcisismo y de la autorreferencialidad, para alertarnos de la finitud de la vida y de una eternidad sin fin. Lejos de ser una tierna y devota estampa infantil, el P. Morales sabía que las vidas de Lucía, Jacinta y Francisco representan muy bien para cualquier bautizado la fortaleza de espíritu, la fidelidad a la misión recibida de lo alto, el amor a la plegaria ardiente, el sentido del sacrificio oculto, el deseo de aspirar a la patria celeste (“somos ciudadanos del cielo”) en la sociedad del bienestar, pues “estamos en el mundo, pero no somos del mundo”.

“Recitad el Rosario todos los días, para obtener la paz para el mundo y el fin de la guerra” fue la petición de Ntra Señora aquel 13 de mayo. Precisamente en el mes del rosario, 1 octubre 1994, el P. Morales partió a la eternidad. No podía ser de otro modo para un sacerdote devoto y promotor de esta oración contemplativa de los misterios de la vida de Cristo a través de los ojos de Su Madre. “El Rosario no es una devoción a la Virgen, sino una devoción a Cristo que centra perfectamente la vida del bautizado. Toda la Iglesia y tú, parte viva, contemplando los misterios de Jesús con los ojos, y sobre todo con el corazón de la Virgen” (P. Tomás Morales, 1992). A Nuestra Señora de Fátima le damos gracias en la conmemoración de este 30 aniversario, a las puertas de un Año Jubilar, por el ejemplo de vida santa del Venerable P. Morales y su fecundidad en la misión de la Iglesia. 

Beatriz de Ancos Morales.

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