Después de muchos años, los habitantes de Aguilar de Tera han vuelto a llenar sus calles con risas, música y un espíritu festivo que ha marcado el regreso de las anheladas Fiestas de la Inmaculada. Tras años de ausencia, este evento ha resurgido en una jornada que ha unido a los vecinos en una muestra de colaboración y diversión para todas las edades.
Desde muy temprano, la localidad se vistió de color y alegría. Los vecinos, con una voluntad ejemplar, se unieron para dar vida a una celebración que había sido añorada durante mucho tiempo. Juegos para grandes y pequeños.
La chocolatada, un clásico imprescindible, deleitó a todos con su delicioso aroma y su sabor reconfortante, ofreciendo un momento perfecto para compartir entre amigos y vecinos. La charanga, con sus contagiosas melodías, animó cada rincón de Aguilar de Tera, invitando a bailar y disfrutar a ritmo de música festiva.
Sin lugar a dudas, el momento más principal fue la jornada fue la gran comida popular, una hazaña culinaria que reunió los esfuerzos de todo el pueblo. Desde las manos expertas de los cocineros más experimentados hasta aquellos que, con entusiasmo y dedicación, colaboraron en cada detalle, la comida se convirtió en un banquete comunitario, compartido entre vecinos y visitantes.
Pero, sobre todo, la música resonó como el alma de la celebración, durante los días, en las que todos los presentes disfrutaron de la mejor música del momento.
Las Fiestas de la Inmaculada en Aguilar de Tera han demostrado que la colaboración, y el deseo de mantener vivas las tradiciones son la esencia que une a una población.


