Fermoselle vuelve a levantar la voz. Enclavado en pleno corazón de los Arribes del Duero, el municipio más monumental del suroeste zamorano no se resigna al olvido institucional. Su alcalde, José Manuel Pilo Vicente, ha enviado sendos oficios a los Ministerios de Defensa, Interior y Vivienda, así como a la Subdelegación del Gobierno en Zamora, reclamando medidas concretas que permitan revivir un municipio con historia, patrimonio y un potencial que se apaga entre la despoblación y la falta de servicios.
El regidor, que ya ha hecho del lema “Fermoselle exige centro de salud 24 horas / 365 días” con una pancarta permanente en la Plaza Mayor, amplía ahora el frente de sus reivindicaciones. En su misiva, recuerda que el antiguo cuartel de la Guardia Civil, situado en la calle Eras, cuenta con 24 viviendas, de las cuales 12 jamás se han utilizado y las restantes están prácticamente vacías.
De hecho, solo una vivienda sigue habitada de forma permanente por un agente y su familia.
Ante esta realidad, el Ayuntamiento ha solicitado la cesión y rehabilitación de las viviendas en desuso para destinarlas a uso social, una medida que permitiría ofrecer hogar a nuevas familias y revertir —aunque sea parcialmente— el envejecimiento demográfico del municipio. Pilo lo resume con claridad en su carta:
“No queremos que Fermoselle sea un museo al aire libre. Queremos que sea un lugar donde vivir, no solo para visitar.”
El documento, firmado electrónicamente y remitido este 22 de octubre, apela directamente al artículo 47 de la Constitución Española, que reconoce el derecho de todos los ciudadanos a disfrutar de una vivienda digna. “No pedimos un favor —añade el alcalde—, pedimos que se cumpla un deber constitucional”.
Un cuartel fantasma en el corazón de los Arribes
El cuartel de Fermoselle, antaño activo y con una amplia dotación de agentes que daban cobertura a varios municipios fronterizos, hoy es una sombra de lo que fue.
La reducción de efectivos, la atención al público limitada a un solo día a la semana y la conversión de parte de sus dependencias en viviendas vacacionales son, según el regidor, “una muestra más del abandono institucional que sufre el medio rural”.
En un entorno natural único, declarado Parque Natural de los Arribes del Duero y Reserva de la Biosfera Transfronteriza Meseta Ibérica, el problema de la vivienda se une a otros males crónicos: la falta de un centro de salud operativo las 24 horas, la carencia de un soporte vital avanzado (SVAE) para urgencias que al final con tesón consiguieron pero que sigue coja por la falta del centro de salud 24 horas, o la demora en la depuración de aguas residuales, una cuestión especialmente sensible en un entorno de protección ambiental.
El espejo de la frontera
Fermoselle no es un caso aislado, pero sí un símbolo. Su posición estratégica en la raya con Portugal lo convierte en punto de encuentro —y a la vez frontera del olvido— entre dos países que en cada cumbre hispano-lusa prometen cooperación “sin fronteras”.
“De poco sirve hablar de la raya viva si no se invierte en ella”, recuerda Pilo, quien insiste en que los pueblos fronterizos necesitan “acciones, no discursos”.
Mientras el Ayuntamiento impulsa el turismo, el vino con D.O. Arribes y la promoción de su patrimonio para mantener la población, las administraciones mayores siguen mirando de lejos.
El alcalde lo advierte: sin vivienda, sin sanidad y sin servicios básicos, “ningún joven elegirá quedarse, por mucho que el paisaje sea un paraíso”.
Zamora News como de costumbre con los asuntos importantes de la provincia, seguirá de cerca esta reclamación en la frontera, porque lo que pide Fermoselle —vivienda, sanidad, atención y dignidad— no es un privilegio: es una deuda pendiente con la España que aún resiste entre piedras, bodegas y esperanza, es lo que la Zamora olvidada debe exigir y gritar a diario.