El sector agrario de Zamora enfrenta importantes retos en un panorama marcado por la presión de las normativas europeas, los cambios climáticos y las dinámicas de mercado internacionales. Las políticas agrarias, en especial la Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea, juegan un papel central en el desarrollo del campo, pero también generan controversias y desafíos para los agricultores y ganaderos locales.
La PAC proporciona ayudas económicas importantes para los productores zamoranos. En 2023, por ejemplo, más de 7.600 agricultores y ganaderos de la provincia recibieron un total de 51,2 millones de euros en subvenciones. Sin embargo, estas ayudas vienen acompañadas de requisitos que muchos consideran burocráticos y restrictivos, como la implementación de eco-esquemas que priorizan prácticas agrícolas sostenibles, pero que no siempre son fáciles de adaptar a la realidad local.
Uno de los problemas más graves es la competencia desleal que generan las importaciones de productos agrícolas de países extracomunitarios. Estas importaciones, que no cumplen con las estrictas normativas de producción europeas, presionan a la baja los precios de los productos locales, dificultando la viabilidad económica de las explotaciones zamoranas. Esto, combinado con el encarecimiento de insumos como fertilizantes y energía, pone en riesgo la sostenibilidad del sector.
El clima también juega un papel crucial. Este 2024, las intensas lluvias del otoño están beneficiado a los cultivos de cereales, pero los agricultores temen la llegada de plagas cíclicas como el topillo, que podría diezmar las cosechas en comarcas como Tierra de Campos. Además, enfermedades como la hemorrágica epizoótica han causado importantes pérdidas en la ganadería local, exacerbando los desafíos para el sector.