El Obispado de Zamora comunicó que, durante la inspección técnica realizada el pasado 28 de noviembre de 2025, se identificó una patología estructural significativa en la iglesia parroquial de San Benito que afecta a la estabilidad de su cubierta. Según el informe, el estado actual del edificio representa un riesgo objetivo para los usuarios, lo que ha llevado a la toma de medidas urgentes.
Ante esta situación, se convocó una reunión extraordinaria de la comisión diocesana, integrada por el párroco de San Benito, el gerente-ecónomo de la diócesis, el delegado episcopal de Cultura, Patrimonio y Sociedad, el vicario general, el arquitecto diocesano y el obispo de Zamora. Tras analizar el informe técnico, la comisión decidió clausurar temporalmente la nave principal del templo y mantener el culto en la capilla anexa, que no presenta daños estructurales. Además, se ha iniciado un estudio más detallado para definir las posibles actuaciones de reparación y valorar su viabilidad.
La iglesia de San Benito, vinculada a la presencia benedictina en Zamora, fue proyectada por el arquitecto Alfonso Crespo Gutiérrez en 1967 y consagrada el 18 de septiembre de 1969 por el abad general de la Congregación Sublacense Benedictina. El edificio, que destaca por la sencillez de sus materiales —ladrillo, tabiquería interior y cubierta de teja plana sobre estructura metálica—, se convirtió en un referente de la comunidad cristiana y del paisaje urbano de la ciudad.
En 1976, la comunidad benedictina optó por trasladarse a instalaciones más adecuadas y, en 1979, cedió los terrenos al obispo de entonces, Eduardo Poveda. Posteriormente, el 26 de enero de 1987 se erigió oficialmente la parroquia bajo la denominación de San Benito.
El obispado subraya que el cierre del templo, aunque doloroso, responde a criterios de prudencia y responsabilidad institucional, priorizando la seguridad de los fieles y la continuidad de la vida pastoral en la capilla y en los salones parroquiales. Además, agradece la comprensión de la comunidad y anima a vivir este periodo como una oportunidad para fortalecer la unidad y la esperanza en la parroquia y en toda la diócesis.
