Los Carnavales de Cencerros de Villanueva de Valrojo, también conocidos como Antruejo, representan una fusión única entre las antiguas prácticas paganas y la influencia del cristianismo. Esta festividad, que tiene lugar en los tres días previos al miércoles de ceniza, se ha convertido en un elemento vital del tejido cultural y social de la comunidad.
Desde tiempos inmemoriales, los habitantes de Villanueva de Valrojo han participado activamente en la celebración del Antruejo, con los jóvenes asumiendo un papel destacado en las festividades. Aunque en el pasado las mujeres tenían una participación limitada, en la actualidad, la igualdad de género prevalece y todos pueden unirse a la diversión sin distinción.
El corazón de los Carnavales de Cencerros radica en el bullicio de las calles, donde los participantes se disfrazan con trajes extravagantes y hacen sonar los cencerros, llenando el aire con su distintivo tintineo. Los artilugios como las tenazas y las escaleras de madera añaden un toque de emoción a la celebración, mientras que el miedo y la emoción se entrelazan en un baile cautivador.
A pesar de las adversidades, como la prohibición de los carnavales durante la posguerra, Villanueva de Valrojo ha mantenido viva su tradición con el apoyo tácito de sus autoridades locales. Se cuenta que incluso en tiempos difíciles, los alcaldes y el clero han mostrado una actitud comprensiva hacia esta festividad arraigada en el espíritu del pueblo.
El punto culminante de los Carnavales de Villanueva de Valrojo llega con el Domingo Gordo y el martes, días en los que la comunidad se reúne para disfrutar de la alegría y el buen humor que caracterizan esta celebración. La figura del Demonio, que irrumpe en la verbena del martes, simboliza el fin de los excesos y el inicio de la Cuaresma, recordando a todos la fugacidad de la diversión y la importancia del sacrificio.

La cordialidad y el compañerismo prevalecen durante toda la celebración, eclipsando cualquier atisbo de discordia. Los Carnavales de Cencerros son un tiempo de alegría compartida, donde las risas y las sonrisas unen a la comunidad en una experiencia inolvidable.
Después de la euforia del carnaval, los habitantes de Villanueva de Valrojo continúan con la tradición de pedir chorizos por las casas del pueblo, una costumbre que refleja el espíritu de gratitud y camaradería que impregna esta festividad.
En resumen, los Carnavales de Villanueva de Valrojo son mucho más que una simple celebración; son una manifestación del espíritu indomable y la vitalidad de una comunidad unida por la tradición y el amor por la diversión. En medio de la música, los disfraces y el jolgorio, se teje un vínculo indestructible que perdura más allá del último tintineo de los cencerros.