En la mañana de hoy, 3 enero, se ha celebrado en la Subdelegación de Defensa en Zamora un acto en el que representantes de la Subdelegación del Gobierno, de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Policía Municipal y Fiscalía, así como familiares y compañeros, han sido testigos de la firma en el Libro de Honor de la Subdelegación del guardia civil más condecorado de la provincia, y uno de los más condecorados de España, el capitán E.A.R.P., cuyo nombre omitimos por continuar destinado en servicios de información en los que la discreción es fundamental.
El capitán, que pasó su juventud destinado en el servicio de información de la Guardia Civil en el País Vasco, adonde llegó con 22 años, y en la Unidad Central Especial, en los tiempos más duros de la lucha contra la banda terrorista ETA, participó en acciones tales como la liberación de Ortega Lara o la desarticulación de varias cúpulas de la banda.
Está en posesión, entre otras medallas, de cuatro cruces de la Orden del Mérito de la Guardia Civil con distintivo rojo, cinco cruces de Plata de la Orden del Mérito de la Guardia Civil, veintiuna cruces de la Orden del Mérito de la Guardia Civil con distintivo blanco, veintinueve felicitaciones personales, así como otras numerosas condecoraciones de otros ejércitos y de países extranjeros en los que también prestó servicio con posterioridad.
El acto, en el que el oficial estuvo acompañado de algunos compañeros de aquella época, consistió en la lectura de la relación de motivos que justificaban la firma, unas palabras del subdelegado, en las que ensalzó “el papel de la Guardia Civil y destacó la valoración que tiene el Cuerpo entre los ciudadanos”.
El coronel continuó diciendo que “es un orgullo haber podido servir a escribir la historia más reciente de nuestro país”, tras lo que pidió al capitán que firmara en el Libro de Honor de la Subdelegación de Defensa, en reconocimiento y como homenaje a él y a todos aquellos hombres y mujeres anónimos que se empeñaron en hacer de este país, un lugar mejor.
Tras el acto de la firma, el subdelegado le entregó una reproducción a escala de un morrión, el casco que empleaban los soldados españoles de los siglos XVI y XVII, como recuerdo del acto.