El armario llega… cuatro meses después: la prevención contra incendios que se apaga sola

Tardó en llegar, pero llegó.
Cuatro meses después de aquel despliegue mediático de julio —fotos, notas de prensa y discursos sobre la importancia de la prevención— el armario contraincendios de Ayoo de Vidriales ya está, por fin, colocado en su sitio.
Armario Ayoo
photo_camera Armario Ayoo

Y uno pensaría que esa simple frase debería ser motivo de tranquilidad. Pero no: en una provincia que arde cada verano, donde el humo ha sido ya paisaje habitual, lo verdaderamente preocupante no es el retraso de un armario… sino la lentitud crónica con la que se actúa cuando el fuego no está cerca.

Cuatro meses de espera para abrir un candado

En julio, la Diputación Provincial anunciaba con entusiasmo la distribución de 507 armarios de emergencias contraincendios por toda Zamora. Una inversión razonable, necesaria y aplaudida, destinada a reforzar la respuesta inmediata ante incendios rurales. Pero entre el reparto y la realidad hay un abismo.
Cuatro meses después, muchos de esos armarios siguen sin instalar, otros almacenan polvo en dependencias municipales, y algunos ni siquiera se han estrenado. El de Ayoo de Vidriales, símbolo involuntario de la espera, ha tardado 120 días en pasar del almacén al lugar que debería haber ocupado desde el primer día.

Las pedanías, otra vez las olvidadas

Peor suerte corren las pedanías y núcleos rurales más pequeños, donde todavía no se ha colocado ni un solo armario.
Zonas donde la maquinaria agrícola, la vegetación seca y la falta de personal convierten cualquier chispa en un riesgo real, siguen esperando a que alguien les entregue la herramienta más básica: un punto de agua, una manguera y un extintor.

Mientras tanto, se multiplican los informes, las fotos de archivo y las declaraciones institucionales que hablan de “prevención” como quien habla de ciencia ficción.

Prevención: la palabra que más se dice y menos se practica

En una provincia donde los incendios de Losacio, Ferreruela o Sanabria aún están grabados en la memoria colectiva, cuesta entender que la prevención siga siendo la eterna tarea pendiente.
Colocar un armario con material básico no requiere una comisión técnica ni un acto oficial.
Solo voluntad, coordinación y algo de urgencia. Pero en Zamora, la urgencia suele llegar cuando el fuego ya ha devorado los bosques.

De la propaganda al polvo

Cada armario es una inversión, pero también un símbolo. Cuando se entrega uno sin instalarlo, el mensaje es claro: la política del titular sigue pesando más que la gestión del territorio.
Y en esa inercia peligrosa, la provincia que más sufre los incendios es también la que menos aprende de ellos. La prevención no luce en campaña, no sale en fotos ni inaugura placas.
Sin embargo, es lo único que realmente salva montes, cosechas y vidas.

Cuatro meses después, Ayoo puede decir que ya tiene su armario.
Pero Zamora entera sigue esperando que alguien abra, de una vez, el armario de la eficacia.

Porque cuando la prevención llega tarde, el fuego no espera. Y la llama, como siempre, no entiende de trámites ni de titulares.

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